Juan Carlos Seguel

El self made man que almacena los libros de las editoriales de Chile

  • Cuatro millones y medio de textos se guardan en sus bodegas a la espera de ser despachados a librerías.
  • Nació en La Bandera, fue bodeguero de la fábrica Marmicoc, ahí aprendió el oficio y no paró más.

Publicado por La Segunda, viernes 2 de diciembre de 2016.

Al lado de la población Esperanza, en la calle Charles Aránguiz Sandoval casi al frente de la casa de la madre de este jugador, hay 4 millones y medio de libros almacenados. No es una biblioteca, sino que la empresa que Juan Carlos Seguel creó en 2004 y a la que se unió poco después su socio Alejandro Solís: Logística en Libros.

Allí guardan sus libros las principales 18 editoriales del país para que los 80 trabajadores de esta empresa los cuiden, empaqueten y despachen a las librerías. Lo que empezó en una bodega de 100 metros cuadrados en General Velásquez, hoy ocupa 3.600 metros cuadrados y distribuye el 65% de los textos que se leen en Chile.

Las raíces de Seguel no están en Puente Alto, sino que en la población La Bandera y aunque vive en La Florida con su familia, todos los fines de semana vuelve a la casa de sus padres. Carlos y Beatriz no terminaron educación básica. “Ella trabajaba en calzado y él en la fábrica de helados Bresler. Después fue conductor de los buses amarillos por unos 25 años. Yo pude llegar hasta cuarto medio en la Escuela Industrial Diurna Galvarino No. 2, pero estábamos en plena crisis de 1982 y el empleo era escaso”. Hizo el servicio militar en Arica y volvió a su barrio el “30 de marzo de 1986 a las siete de la tarde. No había pasado una hora cuando nos encontramos con Alejandro Solís que también había regresado ese día desde Punta Arenas”.

Pero tuvieron que pasar varios años para que ambos amigos que se conocían desde los siete, pudieran asociarse. Alejandro comenzó a trabajar en la construcción y se pagó los estudios de contabilidad, mientras que Juan Carlos entró a la fábrica de ollas a presión Marmicoc: “partí lavando ollas, luego fui peoneta por dos años, después portero y finalmente me asignaron a bodega donde terminé como jefe. Me retiré en diciembre de 1994”.

 De un día para otro me subieron el arriendo en 50%

Los hitos en la vida de vida de Seguel están ligados a las bodegas que ha ocupado. Recuerda, por ejemplo, que en febrero del año siguiente entró como jefe de  bodega de Javier Vergara Editor –comprada en 1997 por Ediciones B (Grupo Zeta)-, donde ya estaba Solís como contador.

Allí estuvo hasta 2004 cuando Ediciones B traspasó el bodegaje a una empresa de logística y quedó cesante. Ese fue el inicio de todo porque la editorial Edaf Chile decidió que él le manejara la logística. “Durante tres meses trabajé solo en una bodega de 100 metros cuadrados que arrendé en General Velásquez. Después contraté a un ayudante y al cuarto mes ya me estaban pidiendo en Ediciones B y Norma que me hiciera cargo de la distribución porque había fallado la otra empresa por lo que mi padre se vino a trabajar conmigo”.

Ya para 2005 se había asociado con Alejandro Solís. “Yo le decía que si lográbamos montar una empresa de logística que hiciera las cosas bien, nos íbamos a llevar a todas las editoriales del país”, recuerda.

El golpe de gracia lo trajo Random House. En dos años se habían cambiado dos veces de bodega y cuando entró Random se mudaron por tercera vez a los 2 mil metros2 que esa editorial arrendaba en Macul. “Hasta que el dueño de la bodega nos subió el precio del arriendo en 50% de un día para otro en 2013. Nunca nos habíamos atrasado. ¡Fue tan injusto el trato! Tuvimos que aceptar, pero eso nos llevó a comprar en Puente Alto y construir 3.600 metros2”.  Hoy se le van $ 20 millones al mes en pagar el crédito –la tasación es de $1.200 millones- y sólo el 10% o 15% de su dotación lo siguió a Charles Aránguiz.  “La gente de acá es trabajadora, responsable y leal. Eso es reconfortante”, dice.

“Hace dos años que no pesco un libro, desde que nos cambiamos a esta bodega. Yo sé que la gente no lee porque no ha descubierto qué le gusta leer. Cuando era jefe de bodega yo leía harto. Me gusta el género sobrenatural y me encanta Brian Weiss (médico psiquiatra). Yo creo en la reencarnación, sé que me voy a reencarnar hasta ser maestro y que me voy a reencontrar en la otra vida con mi familia”. Está casado y tiene tres hijos (dos universitarios y una niña de 12 años).

“Siento que en 2017 nos va a ir bien. Voy a volver a organizar los campeonatos internos de fútbol que dejamos de hacer con el cambio a esta bodega, a celebrar el 1 de mayo y las fiestas patrias, y… quiero disfrutar un poco más a mi familia”.

“Mi papá sigue conmigo. Tiene 70 años y le decimos el Gato Alquinta como el de Los Jaivas porque usa el pelo largo y canoso… Si miro de dónde vengo y dónde estoy, no necesito mucho más. Al final, la trilogía perfecta es trabajo, esfuerzo y sacrificio. Si tienes eso, te va a ir bien”.

“Puedo perder la empresa, pero los estudios se quedan conmigo”

En 2008 comencé a estudiar Ingeniería en Logística y Transporte en la Universidad Andrés Bello. “En la primera prueba de cálculo me saqué de nota un 1,7, es decir, con suerte le puse el nombre. Afortunadamente, un ayudante que también era de La Bandera, me comenzó a enseñarme todos los días en mi oficina por dos o tres horas. No sólo pasé cálculo, sino que me eximí del examen final”.

“Ahora puedo perder la empresa o perderlo todo, pero los estudios se quedan conmigo.  Estoy fascinado, saqué mi carrera en 9 semestres, uno más de lo programado”, reconoce Juan Carlos Seguel.

“El libro es uno de los pocos productos que no tiene envase propio. Le hace mal el exceso de luz, el polvo y la manipulación. Si no le das los cuidados adecuados, puede terminar en muy malas condiciones”, advierte.

Las editoriales imprimen en Chile o importan los libros principalmente de Argentina, México o China. Logística en Libros distribuye a 300 puntos en Santiago y a 150 en provincia. Gran parte del año se juega entre octubre y diciembre cuando se vende al mes 1,5 veces más que el resto del año.