Los héroes empresariales de los 80 que ponen en riesgo el modelo económico

  •  El desmoronamiento del prestigio de empresarios como Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín, Juan Bilbao y de su antiguo maestro, Manuel Cruzat, marca el replanteamiento de la ética de los negocios.
  • Para el historiador, Patricio Bernedo, los “empresarios héroes” conformaron “un grupo muy pequeño, muy poderoso política y económicamente, que quizás fueron un tapón para el surgimiento de otras empresas o empresarios; y una parte de ellos está poniendo en riesgo” el sistema económico que ayudaron a levantar.

Publicado por La Segunda, viernes 6 de marzo de 2015.

“Hubo un momento de chispazo (en los 90) en Chile que ser empresario no fue tan malo y que incluso llegó a ser un anhelo. Hubo un deseo generalizado de emprender. Desgraciadamente lo que vemos hoy es que hemos ido dejando eso atrás. Ser empresario hoy es sinónimo de abusador”, reflexionaba el economista Hernán Büchi, en enero recién pasado.

Esta declaración la hacía en medio del debate por el financiamiento de campañas políticas a través de boletas falsas, el pago de bonos de ejecutivos y otros beneficios por medio de facturas de sociedades y contratos forwards calzados, de compra de automóviles para uso personal a nombre de las empresas del grupo Penta; y que involucraba a Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, dos empresarios ligados a su historia. Los mismos que esta semana fueron formalizados.

También lo hacía en momentos en que Juan Bilbao preparaba su defensa ante la denuncia del regulador estadounidense -Securities and Exchange Commission (SEC)- de que había comprado acciones de CFR, sabiendo que se iba a efectuar una OPA por el laboratorio. Información que tenía por su participación como director en dicha empresa y cuya primera audiencia formal se inicia el 10 de abril.

La percepción de que hubo un tiempo mejor para los empresarios es compartida por el decano de la Escuela de Historia de la Universidad Católica (UC), Patricio Bernedo. “Después del golpe de Estado se entrega a los empresarios una responsabilidad enorme: se les dijo que se hicieran cargo del crecimiento económico del país, del crecimiento del empleo, y en definitiva, del bienestar y desarrollo de Chile. ¿Por qué? Porque el Estado entre 1930 y 1973 no fue capaz de hacerlo”.

 Los días de Cruzat

Entre 1973 y 1990 se devolvieron al área privada y enajenaron aproximadamente 725 empresas y activos de Corfo, según un informe de la comisión investigadora de las privatizaciones de la Cámara de Diputados, elaborado en 2005. Los empresarios “aparecen como los nuevos héroes, como los actores estrella del sistema que crean empresas y empleo y que tienen una mirada de larga plazo”, contextualiza Bernedo.

Esos nuevos héroes no fueron los grupos empresariales tradicionales, los que a esa altura aún no estaban completamente convencidos del modelo neoliberal, sino profesionales jóvenes que aprovecharon las oportunidades, vacíos y facilidades que el sistema les ofrecía.

Estaba el BHC formado por Javier Vial, Ricardo Claro y Fernando Larraín Peña. Este último se retira del grupo y junto a su cuñado, Manuel Cruzat, forman el grupo Cruzat-Larraín que hacia fines de la década de los 70 manejan un patrimonio de US$ 1.000 millones con empresas tan diversas como el Banco Santiago, CCU, Consorcio Nacional de Seguros y Copec, entre otros, según estimaciones de Fernando Dahse, autor del “Mapa de la Extrema Riqueza”.

Tras la crisis de 1982, el conglomerado se desintegró. Fernando Larraín logró reinventarse, quedándose con las empresas productivas y empoderando a la corredora LarrainVial, pero Manuel Cruzat que era visto como el “visionario” y “soñador” ha pasado por varias crisis y los últimos cuatro años ha vuelto a tribunales por distintas causas.

En diciembre llegó a un acuerdo reparatorio donde accedió a pagar US$ 6 millones a CMR Falabella, empresa que se había querellado por la apropiación indebida de US$ 40 millones en 2012, correspondientes a la recaudación de pagos de sus clientes a través del portal Miscuentas.com (de propiedad de Cruzat). La firma de los Solari decidió no continuar con el juicio “dada la situación financiera de Manuel Cruzat Infante y de todas las empresas del grupo Cruzat” que hacía inviable recuperar una mayor cantidad de fondos. De hecho, los pagos fueron cursados por sus cercanos Pedro Hurtado Vicuña, Eduardo Fernández León y Fernando Larraín Peña.

Pero lejos de terminar allí sus problemas legales, el caso Penta nuevamente lo llevó a la palestra cuando salió a la luz pública que entre CB Consultorías y Proyectos y Forestal Valparaíso realizaron 102 operaciones forwards con distintas sociedades de Empresas Penta, para pagar bonos o participaciones a ejecutivos de las compañías controladas por Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín.

 La delación y el control de pares

¿Que los principales escándalos empresariales estén ligados de una u otra forma a una etapa del país o a relaciones de poder o amistad, es fruto del azar? Para Patricio Bernedo: “Azar no es. Es la cultura del uso de la información privilegiada en beneficio propio, sin considerar el bien público. Es cuando se piensa que es lícito usar y abusar de la información que se puede obtener de una ida al club, de una visita a amigos o tras una reunión. ¿Va a desaparecer? No, eso siempre va a estar. Por eso creo que tiene que ser condenado fuertemente”.

¿Por qué hoy se conoce este tipo de casos? Muchos de ellos han surgido debido a una delación, compensada o no. El caso FUT que dio origen al caso Penta se debe a una funcionaria del SII que informa al fiscal Carlos Gajardo de que fiscalizadores del Servicio están involucrados en la adulteración de declaraciones de impuestos. El martillero Jorge Valdivia deja una declaración notarial antes de morir donde revela sus relaciones con empleados del SII y con Hugo Bravo. Este, a su vez, comienza a confesar cuando se siente abandonado por sus ex amigos. Yendo más atrás el caso FASA se logra probar porque Farmacias Ahumada decide colaborar con la Fiscalía Nacional Económica. Y todavía no se sabe a ciencia cierta cómo la SEC logró determinar que Bilbao podría estar involucrado en las operaciones de compra de CFR, aunque hay quienes presumen que alguien habló.

Pero hay otras razones también que pesan. Para Matías Larraín, socio del estudio Barros, Claissac y Larraín, hay una mayor osadía por parte de las autoridades para perseguir estos casos y una mayor fiscalización por parte de los inversionistas institucionales, principalmente fondos de inversión y AFP. “¿Quiénes detectaron la mayor valoración de los activos de Enersis? Las AFP. ¿Quiénes iniciaron las primeras denuncias por el caso Cascada? El fondo de inversión Moneda”. A su juicio, todavía falta mucho por hacer en lo que respecta a autorregulación y persecución de responsabilidades, pero hay avances porque cada vez hay menos tolerancia social a este tipo de prácticas.

Y si bien en este minuto el escándalo está centrado en los empresarios y en la relación mundo privado y política que tomó una nueva arista con el involucramiento del hijo de la presidenta, Sebastián Dávalos, en un caso con ribetes de tráfico de influencias y especulación inmobiliaria, el problema de fondo “tiene que ver con la actitud moral y ética de la gente. Esto tiene que ver con la educación que recibimos en la casa y la forma en cómo decidimos enfrentar la vida”, señaló a El Pulso, René Merino, dueño de Viña Tamaya y ex presidente de Vinos de Chile.

Hay voces que comienzan a aflorar con discursos similares. Esta la carta del decano de la Facultad de Economía de la UC rechazando el comportamiento de estos altos ejecutivos egresados de su escuela, la que se complementa con otras como las de Susana Tonda, ex ejecutiva clave de varias empresas como Bancard, Fincard, Lan y Hogar de Cristo (ver entrevista que se publica mañana domingo 8 en este blog).

“Somos muchos los que trabajamos de una manera correcta… Entonces, cuando aparece toda esta gente que se salta la ley generan una imagen perjudicial para el empresariado”, se quejó Merino.

Para Patricio Bernedo, los “empresarios héroes” conformaron “un grupo muy pequeño, muy poderoso política y económicamente, que quizás fueron un tapón para el surgimiento de otras empresas o empresarios; y una parte de ellos está poniendo en riesgo de demolición el sistema económico que ayudaron a levantar. La destrucción no proviene de un gobierno de izquierda, sino de un grupo de empresarios irresponsable” que erosionan la confianza en las bondades del modelo.

RECUADRO:

Los destinos que se han cruzado por décadas

Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín y Hugo Bravo habían salido de ingeniería comercial de la Universidad Católica. Délano señaló al fiscal Carlos Gajardo que egresó en 1973 y comenzó a trabajar ese año en el grupo Cruzat en la Compañía de Seguros Generales, en el departamento de estudios donde le encargaron analizar una Compañía de Seguros de Vida de carácter individual. A los pocos meses llegó Lavín como gerente general y lo nombró gerente comercial. Dos años después arribó Hugo Bravo como gerente de Administración y Finanzas. Luego sacaron adelante la AFP Provida e irrumpieron en negocios inmobiliarios, pero cayeron con la debacle financiera de la crisis de 1982.

Hacia mediados de los 80, Lavín y Délano a través de Penta entraron a cerca del 8% de la Compañía de Seguros de Vida de Cruzat que era dueña del 60% del Consorcio. A fines de los 80, se consolidaron cuando se adjudicaron en el marco de las privatizaciones ISE Vida, compañía que viene del Instituto de Seguros del Estado. Posteriormente, adquirieron AFP Cuprum, la isapre VidaTres y hasta el 15% del Banco de Chile que terminaron por vender al grupo Luksic, lo que les costó la sanción de la SVS por uso de información privilegiada.

De ahí en adelante no pararon de crecer, siendo su punto culmine la venta de la AFP Cuprum en US$ 1.000 millones. Todo iba bien. Carlos Alberto Délano presidía la Teletón y se dedicaba a la política. Carlos Eugenio Lavín tenía una vida más privada. Eso hasta septiembre del año pasado cuando pasaron a protagonizar uno de los mayores escándalos de fraude al fisco de los últimos años y de financiamiento a campañas políticas.

Los negocios de estos dos empresarios han estado ligado a otro grupo: Consorcio, cuyo presidente, Juan Bilbao, fue demandado por uso de información privilegiada, junto a Tomás Hurtado quien renunció, entre otros, al cargo de director de la unidad bancaria de Consorcio Financiero y de LarrainVial AGF.

Bilbao también egresó de la UC y fue uno de los elegidos por Cruzat para que formara parte de su departamento de estudios. Compañeros de él fueron Alfredo Moreno –actual presidente del Banco Penta- y Francisco Pérez-Mackenna, con quienes formó una consultora que tuvo como cliente a Citicorp, donde Cruzat había puesto a Sebastián Piñera como gerente general, según concitó Ciper.