- El profesor de ética en los negocios se pregunta si en los bonos que están recibiendo los ejecutivos de empresas, se toman en cuenta los medios empleados para conseguir los resultados que se premian.
- Basándose en el trabajo que el doctor en sicología industrial y organizacional Paul Babiak y el experto en sicopatía Robert Hare dieron a conocer en 2006, “Snakes in Suits: When Psycopaths go to work”, señala que la sicopatía “caracteriza en la proporción de 4 a 1 a los líderes, que no quiere decir que todos los líderes sean sicópatas, pero es mucho más probable que lo sean”.
Publicado por La Segunda, viernes 12 de febrero de 2015
Teodoro Wigodski hace clases de ética en los negocios en la Universidad de Chile. Entre 2010 y 2012 fue ministro economista suplente del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, nominado por el Banco Central.
Si bien sus estudios se iniciaron en ingeniería civil industrial de la Universidad de Chile, que profundizó con un master en administración de negocios en Loyola College (Maryland) y un magíster en economía aplicada en la Universidad de Georgetown, fue derivando a áreas más blandas cuando se graduó en coach ontológico, se diplomó en psicología humanista transpersonal y participó en el Congreso Mundial sobre Conciencia (Finlandia). El año pasado publicó el libro “Sobre el oportunismo en los negocios”, de la editorial de JC Sáez, donde acuñó el término kairospatía a través del cual trata de dar cuenta de aquella conducta que privilegia los intereses personales con indiferencia de las consecuencias en los otros.
Basándose en el trabajo que el doctor en sicología industrial y organizacional Paul Babiak y el experto en sicopatía Robert Hare dieron a conocer en 2006, “Snakes in Suits: When Psycopaths go to work”, señala que la sicopatía “caracteriza en la proporción de 4 a 1 a los líderes, que no quiere decir que todos los líderes sean sicópatas, pero es mucho más probable que lo sean”.
Una calificación fuerte para un académico que debe sentarse frecuentemente en los directorios de empresas como Hotel Plaza San Francisco, Valle Nevado, Complejo Portuario Mejillones o Surfrut, entre otros.
-El debate chileno está cruzado por los escándalos de colusión y corrupción.
– Yo no creo que la maldad esté permeando a la sociedad como algunos medios parecieran dar a entender. Hay muchos empresarios que buscan la manera de sobrevivir en un escenario competitivo e incierto; y hay muchas personas preocupadas por sus comunidades. Lo que pasa es que en este contexto, pierden visibilidad.
Ahora bien, los hechos de colusión, cohecho o corrupción resultan decepcionantes. Uno esperaría que algunos empresarios se abstuvieran de propiciar por décadas este tipo de prácticas. La decepción surge por la pérdida de referentes aquí en Chile y en el mundo porque no hay modelos de conducta. Cuando yo era niño, todos seguíamos a un Padre Hurtado o a un Jorge Alessandri que propiciaban vocaciones.
-Los ejecutivos involucrados en este tipo de conflictos se defienden diciendo que no se dieron cuenta de estos hechos…
– La criminología señala que el “no me di cuenta” es una de las tantas maneras de justificar nuestras conductas. Pero asumiendo que así fuera, queda de manifiesto que no actuaron con la debida diligencia que exige la ley a los directores en el ejercicio de su responsabilidad fiduciaria. Los directorios deben asegurar la existencia y utilización de sistemas de control del cumplimiento de las leyes, regulaciones y también de las prácticas que han definido – si lo tienen – en sus códigos de ética.
En estos días, los principales ejecutivos de empresas están recibiendo bonos debido a sus logros en el plan y presupuesto del año anterior. Se evalúan cuidadosamente los resultados, pero ¿qué hay de los medios por los cuales se obtuvieron? ¿Estarán reforzando a través de incentivos monetarios, la conducta oportunista y sicópata? También habrá muchos ejecutivos que actuando de manera lícita, sin desmedro de terceros, obtendrán un merecido bono.
-Quizás el ejemplo más extremo de este desconocimiento es el del ex presidente y ex gerente general de La Polar, Pablo Alcalde, quien basó su defensa diciendo que desconocía la magnitud de las repactaciones unilaterales y fue finalmente sentenciado a 5 años de libertad vigilada y una multa de $220 millones.
-En el juicio quedó acreditado que conocía la existencia de la maquinaria para distorsionar la información económica y contable, omitiendo las provisiones que requerían los créditos a clientes morosos o renegociados automáticamente.
No dio a conocer información relevante de la empresa a los financistas, accionistas y reguladores, privilegiando sus intereses. Si la omisión fue involuntaria sería negligencia, en caso contrario, actuó como lo hace un sicópata, con indiferencia de las consecuencias de sus actos en otros.
¿Dolor o vergüenza?
-¿Por qué las organizaciones empresariales han terminado por condenar, pero nunca emplean la palabra vergüenza en sus declaraciones?
– El cruce de palabras “colusión y vergüenza” en Google aparece ligada a declaraciones de políticos, periodistas y ciudadanos. No encontré declaraciones de dirigentes gremiales o empresariales en ejercicio, pero sí una de Juan Antonio Guzmán, ex presidente de la CPC en noviembre del 2015 .
El dolor tiene que ver con lo que yo siento, me duele la pérdida de reputación, me duele la pérdida de la identidad que había construido y me duele caer de mi sitial. La vergüenza tiene que ver con el otro y con lo que yo le hice al otro. Me da vergüenza que mi incompetencia te haya perjudicado. El sentir dolor es legítimo, el no sentir vergüenza implica que me siguen siendo indiferentes los otros.
Debería ser motivo de inmediata vergüenza los casos que han sido confesados por los culpables, haciendo uso de la delación compensada. Para los casos que están en proceso, hay que esperar la sentencia de los Tribunales. Quizás, en los casos sentenciados o confesados, se carece de conciencia de la falta cometida.
-Eso es muy fuerte.
-Tiene que ver con la sicopatía que caracteriza en la proporción de 4 a 1 a los líderes, que no quiere decir que todos los líderes son sicópatas, pero es mucho mas probable que lo sean porque han acreditado que logran sus objetivos, pero no conocemos los medios que emplearon.
-¿De qué manera las empresas deberían reclutar a sus altos ejecutivos para tender a organizaciones más sanas?
-Los sicópatas con mayor frecuencia llegan a posiciones de liderazgo porque suelen obtener resultados a corto plazo, se comportan de manera seductora, manipuladora, y tienen capacidad de tomar decisiones y hacerlas ejecutar con “sangre fría”.
Lo más fácil es tomar este conjunto de precauciones: que los candidatos sean entrevistados por expertos en comportamiento humano; identificar a diversas personas de distintos ámbitos que den referencias del candidato (no solo las que el candidato ofrezca), que la decisión de promoción o contratación la realice un grupo de, al menos, tres integrantes carentes de conflictos de interés. Y complementariamente, hacer seguimiento del desempeño integral en la nueva responsabilidad ejecutiva.
La soledad del director independiente
-¿La falta de rotación en los directorios propende a que los directores dejen de cumplir sus responsabilidades de manera debida?
-Es sano que los miembros de los directorios roten, pero más sano es que la rotación sea parcial como sucede con el Banco Central. Así no se pierde la tradición y el conocimiento como ocurre en las empresas del Estado donde con cada cambio de gobierno, cambian todos los directores y el gerente general. Eso solo puede llevar a que la organización esté en permanente búsqueda de su destino. Que cada tres años un tercio del directorio sea cambiado, es muy sano. Las AFP han definido que la permanencia de un director en una empresa no sea superior a 5 o 6 años.
-El problema de las AFP es que el número de directores elegibles es bastante reducido.
-Y cada vez se hará más difícil encontrar directores profesionales independientes que representen los intereses de los minoritarios en las empresas.
-¿Por qué?
-Porque este director se encuentra en desventaja respecto de los directores nominados por el controlador y que, por definición, son la mayoría. Esta mayoría maneja más información, nomina a los principales ejecutivos y, por lo tanto, el director nominado por la minoría está a la defensiva. Basta mirar lo ocurrido en Enersis. El cargo se ha vuelto más complejo y la remuneración que se obtiene no da cuenta del tiempo que se dedica ni del riesgo reputacional al que está expuesto.
-Pero las sumas que ganan bordean los $9 millones mensuales brutos.
-No, no es suficiente cuando hay que contratar un abogado de asesor, cuando se pone en la balanza el riesgo reputacional, y cuando hay que destinar una o dos reuniones de comité de independientes para ver cómo se protegen del controlador.
SE PERDIO EL CONCEPTO DE GENEROSIDAD PER SE
“Está fallando la empatía por los otros seres vivos”
-¿Cuando vemos casos de colusión como el del papel higiénico o el de La Polar, uno se pregunta en qué estamos fallando?
-¿Qué estaría fallando? La empatía por los otros seres vivos. Sentimos indiferencia por lo que sucede con los otros miembros de la sociedad. Una de las explicaciones es que nuestro cerebro es limitado a la hora de integrar a otros individuos en el espacio de cuidado y protección.
– ¿Eso tiene que ver con la falta de autorregulación?
-La sociedad chilena se ha vuelto más competitiva y consecuentemente, más individualista. El otro es visto como un obstáculo para el logro de los fines y objetivos que me propongo o impongo… Esto es transversal a toda la sociedad. Se perdió el concepto de la generosidad per se. El sistema necesita del egoísmo individual para generar condiciones de competitividad con el objeto de asignar recursos escasos de manera eficiente.
-Eso me trae a la memoria la frase del socio de Celfin, Jorge Errázuriz, que hablaba de la codicia como un bien necesario.
-Claro porque el modelo que está instalado requiere de la competencia.
-¿Y hay alguna alternativa donde la sociedad opere de manera cooperativa?
-Sí, cuando se alejan del mercado y desarrollan una economía autosuficiente.