¿Cómo se organiza la operación de una cadena de restaurantes desde la casa? A contar de marzo que Jorge Greene transformó el comedor de su departamento en Avenida Kennedy en su centro de operaciones. Gasta menos en bencina, ya no destina dos semanas del mes para visitar regiones y locales, sino que se enfoca a hablar mucho por teléfono, WhatsApp o videoconferencia.
Greene es el gerente general de Schopdog y está en uno de los rubros más golpeados por la crisis provocada por el coronavirus. De los 34 locales que tienen entre Arica y Osorno, operan sólo diez. Se acabaron las mesas puestas, los garzones esperando a la clientela y la cocina trabajando a presión. Los únicos que llegan son los repartidores de las empresas de delivery y algún que otro oficinista que recoge su almuerzo para llevar.
Hace tiempo ya que Greene no tiene una reunión cara a cara con su equipo de nueve personas. Todo es por videoconferencia. Es lo que llaman teletrabajo y de esto conversamos durante 15 días con él. Este artículo se publicó primero en el diario La Segunda y forma parte de una serie de cinco.
“Todas las mañanas hago una reunión online con los directores de la empresa y otra reunión con las personas que dependen directamente de mí o que tienen un puesto clave en estos momentos, por ejemplo, el encargado de capacitación de los chefs. Lo que sucede en los 10 locales que tenemos funcionando desde Antofagasta a Osorno, lo veo a través del jefe de operaciones que también integra este equipo de 9 o 10 personas. Ahora nos juntamos más que antes. Ya no tengo la excusa de que no puedo asistir porque estaré en regiones. La reunión se hace desde el lugar en que uno está y nos conectamos por Meet o Hang Out.
A veces, me llaman por cuatro aplicaciones al mismo tiempo: Hang Out o Meet de Google, WhatsApp y Teams de Microsoft. Además, del teléfono y los correos. Uno se siente atacado por todos lados.
Las reuniones se han acortado
Cuando empezamos, algunos conectaban la imagen por computador y te llamaban por teléfono para escuchar. Otros no sabían activar el micrófono o se les apagaba. Nos tomó unas tres semanas saber en qué parte de la casa tenemos la mejor señal, qué iluminación necesitamos y el ángulo en que hay que poner el computador o el teléfono. Lo que está claro es que nadie puede dejar de pagar la cuenta de internet.
Las reuniones se han acortado. Lo que duraba un par de horas, ahora con 40 minutos basta. La gente se conecta puntualmente, ya no hay esos márgenes de 5 o 10 minutos para empezar. El que llega tarde, se incorpora sin interrumpir. Se acabaron los protocolos iniciales: los saludos, los cafés y las conversaciones anexas. Hay una mejora en los tiempos de inicio y de final.
Fuera Zoom
Hace dos años implementamos la plataforma de Google en la empresa y nos demoramos meses en que se usara bien. La gente me exigió muchas cosas. Pidió un período de adaptación y capacitaciones tanto en línea como presenciales. Ahora que es mucho más complejo porque hacemos videoconferencias, compartimos archivos y power points, nadie me ha pedido un curso de Hang Out o de Meet. Le preguntaron a los amigos o a los colegas y lo hicieron.
De hecho, partimos usando Zoom, pero cuando salió que podía ser hackeado, nos cambiamos de plataforma y nadie hizo drama.
María Morena
Lanzamos el piloto de nuestro primer restaurante on line María Morena, Sazón Peruana. Es raro lanzar una cosa a la que no puedes ir. Todo ha sido virtual. La coordinación con los proveedores, la publicidad y la organización del trabajo fue hecha desde nuestras casas. En tres semanas hicimos todo. Tengo una carta de platos más limitada que lo que ofrecemos en Schopdog, pero se puede hacer. Si hubiéramos hecho este proyecto desde la oficina nos habría tomado más tiempo, seguro que nos habríamos reunido presencialmente con todos los proveedores y con todo el personal de cocina y de atención al público para su capacitación. Era impensable hacerlo online. La necesidad de sobrevivir nos ha hecho ganar rapidez y foco.
Me sobran metros cuadrados
Cuando termine la emergencia, me van a sobrar metros cuadrados de oficina. El teletrabajo funciona, los objetivos se logran y la gente está más descansada y concentrada. Cada uno almuerza en su casa y está cerca de sus niños.
Igual hay reuniones donde necesito estar cara a cara. Es más humano. Nos reunimos un proveedor y yo en la oficina para negociar la renovación de un contrato de largo plazo. Era un contrato importante, no podía negociarlo por Meet. En dos horas lo teníamos listo.
Corte de pelo casero
En la casa todos estamos conscientes de que no podemos estirar el elástico más de la cuenta. Mis hijos saben que no hay espacio físico para enojarse. Vivimos en un departamento.
“Papá, si sacas una lata de Coca-Cola , no la dejes tirada”, me dijo uno. Los oigo y parece que estuviera hablando yo, pero son ellos. Ahora quieren cortarse el pelo y cómo hago para que no queden como Arturo Vidal en el proceso. ¿Quién se arriesga a ser el primero?
Están saliendo los primeros pedidos de María Morena…, después te cuento”.
53% menos de viajes a los trabajos
Entre el 6 de marzo y el 17 de abril, los desplazamientos de los santiaguinos a sus lugares de trabajo se redujeron en 53% respecto a un promedio base que se sacó entre el 3 de enero y el 6 de febrero de este año, según el Covid-19 Community Mobility Report que publica Google. La caída se hizo más pronunciada a partir del 27 de marzo y parte de esos trabajadores comenzaron a trabajar desde sus casas.
La posibilidad de que una persona pudiera trabajar a través de medios tecnológicos (Teletrabajo) o prestar servicios desde su domicilio u otro lugar distinto a su empresa se abrió el 1 de abril cuando entró en vigencia la Ley de Trabajo a Distancia y Teletrabajo.
Publicado por La Segunda, miércoles 6 de mayo de 2020.