- Un estudio realizado a 72 oficinas de servicios legales en Chile revela que hay 403 socios hombres y sólo 25 socias mujeres. La gran mayoría de las profesionales se quedan en el camino por “cuestiones familiares”.
- ¿Por qué tres abogadas con buen currículo deciden apostar por una plataforma on-line de servicios legales en Chile?
- “Los norteamericanos parten de la base que puedes tener problemas en casa”, dice Katia Litman
- “Por tener políticas tan igualitarias y estrictas -las oficinas tradicionales-, pierden talentos”, diagnostica Carolina Cataldo.
- “Yo no trabajo por horario, sino por objetivos o proyectos”, sostiene Carolina Lea-Plaza.
Publicado por La Segunda, viernes 19 de febrero de 2016.
Las tres son abogadas, mujeres, con experiencia en grandes estudios de abogados o en el extranjero. Ni Katia Litman, ni Carolina Lea-Plaza, ni Carolina Cataldo lograron que sus empleadores aceptaran contratarlas por proyectos y cuando buscaron la media jornada les costó mucho o les fue imposible encontrar un trabajo con esas características.
Las tres dicen que se unieron a Alster Legal –fundada a mediados de 2015 por Andrés Jara- porque el modelo les hizo sentido: crear una empresa de servicios legales on line que rompa con la dinámica de las oficinas de abogados tradicionales. Esas que tienen paredes enchapadas en madera, con altos costos fijos, jornadas de trabajo extendidas y donde los socios son la mayoría hombres.
Según un estudio realizado a 72 oficinas de abogados locales, hecho por Rafael Mery e Iñigo de la Maza de la UDP que se publica este año y al cual llamaron “Big Law: Estudios de Abogados en Chile”, una de las características de este tipo de negocios es su estructura piramidal, donde hay tres asociados por socio. Y dentro de la última categoría, contabilizaron 403 socios hombres y sólo 25 socias mujeres. Cuando se preguntó por qué hay tan pocas mujeres, los encuestados respondieron que la mayoría ve afectada su carrera por “cuestiones de carácter familiar”.
¿Qué movió a estas profesionales a apostar a un modelo de negocios que no está probado en Chile? En primer lugar, si bien Alster es la primera plataforma que intermedia servicios legales entre abogados y clientes en nuestro país, la idea ya está probada en los países desarrollados, donde hay muchos de estos verdaderos “Uber legales”. Ejemplos sobresalientes son Axiom, VLP, Obelisk Support, Legal on Demand, Lauro, Legal Zoom, o LegalDoc. Cuentan con miles de abogados contratados como es el caso de Axiom, elegidos de las mejores universidades de Estados Unidos y del mundo. ¿Qué ofrece? Costos bajos para los clientes, competir por proyectos, y flexibilidad horaria para sus abogados.
En segundo lugar, las tres buscan nuevas formas de insertarse en el mercado laboral sin tener que marcar tarjeta. “Nuestro objetivo es cumplir los plazos y hacer la pega bien”, dicen las tres casi como un mantra, a pesar de que fueron entrevistadas en momentos distintos y en diferentes lugares de la capital.
Katia Litman: “Busqué un trabajo con horario flexible, pero no lo conseguí”
Katia Litman ejerció en Nueva York. No tuvo prenatal, pero sí consiguió que el BBVA le guardara durante cuatro meses y medio su puesto para que volviera a trabajar, sin goce de sueldo. “Cuando fallaba la niñera, era mi marido que trabajaba en el Citibank, el que contaba con una sala cuna para dejar a mi hija, y no yo. Los norteamericanos parten de la base que puedes tener problemas en casa y te dan cierta ayuda como días en las salas cuna libres de pago o la posibilidad de contar con días para ausentarte del trabajo si debes cuidar de tus hijos. Eso en el BBVA donde yo estaba, no existía porque era otra cultura”.
Ella estudió un máster en management en la Harvard Extension School para complementar sus estudios de Derecho y trabajó por dos años y medio en la fiscalía del BBVA en Nueva York. “En 2011 volvimos a Chile y traté de buscar un trabajo con horario flexible, pero no lo conseguí. Lo que encontraba era una especie de maratón por ser socio”, cuenta.
Finalmente, consiguió un trabajo de cumplimiento legal –legally compliance- en un family office de 40 personas que prefiere no identificar, pero la oficina se cerró hace un año. “Allí pude trabajar hasta las dos de la tarde. Fue una sorpresa para mí porque en Chile lo único que se cumple es que te pagan la mitad, pero no respetan el horario pactado y tampoco te incluyen en los procesos más entretenidos”, diagnostica.
Hace un año conoció el modelo Alster y hoy es una de las seis advisors que tiene la empresa. Su especialidad es finanzas, cumplimiento legal y corporativo.
Carolina Cataldo: “La vida puede durar mucho menos de lo que uno cree”
“Estudié derecho en la Universidad Católica. Quería hacer una carrera y apenas pude comencé a procurar –trabajar como ayudante de abogado- para entender mejor la profesión y definirme si quería ser abogada litigante o corporativa. Me saqué un 6 en el examen de grado”, cuenta Carolina Cataldo, quien tiene 32 años. Una vez terminada su práctica, entró a Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz, donde trabajó tres años. En marzo de 2011 migró a Cariola y Cía, donde se integró al grupo de temas mineros que era la especialidad que le gustaba y donde estaban Carlos Pérez Cotapos y Gonzalo Grez.
“Mi primer proyecto grande en Cariola fue con Xtrata. Se trataba de la venta de una hidroeléctrica a una australiana, Origin Energy. Era una negociación donde estábamos metidos australianos, canadienses y chilenos que partió en pleno verano… Yo soy de esas personas que si me llega un mail a las 4 de la mañana, lo contesto. El horario era intenso y el participar en proyectos importantes me llenaba de adrenalina, pero llega un minuto en que eso pierde sentido”, recuerda.
“Mi segundo hijo –una niña- nació en agosto y mi mamá murió de cáncer ese mismo año, en octubre. Tenía 58 años. Me di cuenta que la vida puede durar mucho menos de lo que uno cree y me pesó el ya no contar con ella para cuidar de mis niños cuando tenía que quedarme hasta las diez de la noche en la oficina. Volví a trabajar, pero terminé renunciando porque no quise seguir a ese ritmo”, señala.
Si bien hubo conversaciones para llegar a una fórmula intermedia, dice que lo máximo que consiguió fue trabajar de 9 de la mañana a 6 de la tarde, “pero siempre tenía que estar conectada. En algún minuto negocié trabajar mediodía en la oficina y en la tarde desde mi casa. Mis jefes de grupo aceptaron, pero cuando lo propusieron en la reunión de socios, la respuesta fue negativa porque si me daban este beneficio, iban a tener una fila de abogadas pidiendo lo mismo. Por tener políticas tan igualitarias y estrictas, pierden talentos. Sí tengo una amiga que trabaja en Philippi que tiene este régimen flexible, pero no es lo habitual”.
A fines de marzo del año pasado, comenzó sus estudios de paisajismo y en abril se vinculó a Alster. “Para mí, este es un período de transición y el ejercer mi profesión es una forma de producir, mientras aprendo paisajismo”.
“Yo ahora soy advisor. A mí me llaman por proyectos específicos y no tengo ingresos fijos. Por ejemplo, me pidieron hacer un levantamiento legal de una empresa y ver las cosas que se pueden mejorar. Trabajé en él unas 40 horas y lo que gané equivale al 80% de haber facturado 120 horas al mes en una oficina tradicional ($ 3,2 millones líquidos)”, calcula.
Carolina Lea-Plaza: “Me cansé de tratar de insertarme en un mercado retrógrado”
“Me cansé de tratar de insertarme en un mercado retrógrado, que no da flexibilidad y que no aprovecha sus recursos tecnológicos que podrían permitir usar nuestros tiempos de manera más productiva”, explica Carolina Lea-Plaza, quien egresó de la UDP con distinción máxima y no contenta con ello estudió un postítulo en economía y finanzas para abogados en la Facultad de Economía de la UCH, un postítulo en planificación tributaria en la UC e hizo un MCL en la California Western School of Law, en San Diego, California.
“Tengo 42 años y tres niños. Yo quiero compatibilizar la familia con mis intereses profesionales y choqué con un mundo muy rígido que no se abre al cumplimiento de objetivos y resultados. Yo no trabajo por horario, sino por objetivos o proyectos. No necesito calentar asiento 11 horas en una oficina. He trabajado en Barros y Errázuriz, en Sipetrol, Finning Chile y Antofagasta Minerals. Estuve un año en la subsecretaría de telecomunicaciones durante el gobierno de Piñera. Hasta fines de enero fui jefe jurídico subrogante de Saba Chile. En un momento dado, le ofrecí a Finning que me pagara la mitad de lo que ganaba, pero no me dieron esa posibilidad”.
“Creo que nuestra sociedad tiene una mirada muy tradicional. Cuando me fui a vivir al extranjero, tuve que dejar Sipetrol y un estadounidense con el que conversé no podía entender por qué yo no podía seguir vinculada a esta filial a Enap desde California. Los gringos están acostumbrados a trabajar vía remota”, dice.
Y aunque es crítica al sistema imperante, también reconoce que “muchas veces las políticas de mujeres no resultan por culpa de nosotras mismas porque no somos capaces de responder responsablemente a las flexibilidades que el mercado nos da”.
A contar de marzo comienza a trabajar en Alster Legal de manera exclusiva. “Aquí no hay una estructura piramidal, sino que horizontal lo que es muy atractivo”.
Termina diciendo que ella es celosa de su tiempo. “Hay esquemas intermedios. No puede ser que cuando se sale al mercado del trabajo sólo se pueda optar entre cumplir 20 horas o ninguna. Deben existir modelos que permitan a la persona desarrollarse profesionalmente, pero hacer otras cosas también”.