Sindicalista Miguel González le da una señal a Pizarro: “Queremos conversar con Codelco sobre productividad”

  • “Es legítimo que el Sinami quiera mantener los estándares logrados para sus trabajadores y es legítimo que las mineras quieran optimizar los recursos. Para que ninguna de las dos partes se vea afectada, la única vía es aumentar la productividad”, dice este líder sindical que negoció por 100 mil personas el año pasado.
  • Veinticinco mil trabajadores hay inscritos en el Sindicato Interempresa Nacional de Montajistas Industriales. En las últimas elecciones votaron más de 15 mil trabajadores y hoy reciben cotizaciones de 57 mil trabajadores. No pertenecen a la CUT, creen en la autonomía sindical y en el respeto de los acuerdos.

“Por culpa de Diego Hernández caí preso ”, cuenta entre risas Miguel González, dirigente histórico del Sinami. “En 1996 paralizamos la construcción de Collahuasi, Hernández interpuso una demanda contra todo el que resultara responsable, hubo un juicio y me citaron, pero yo nunca supe. Un día me llevaron preso a Pozo Almonte porque tenía una orden de detención pendiente. Llamé a María Ester Feres quien era directora del Trabajo, ella se contactó con Hernández y él mandó retirar la demanda. Terminó bien la cosa”.

Varias veces se han cruzado las vidas de Hernández y González, quien hoy trabaja a través de una empresa contratista en Antucoya, el nuevo proyecto de Antofagasta Minerals donde Hernández es presidente ejecutivo. Otras tantas también se ha cruzado con Nelson Pizarro, quien asumió hoy, lunes 1, la presidencia ejecutiva de Codelco.

González no es un recién llegado al mundo sindical. Lleva 30 años a la cabeza del poderoso Sindicato Interempresa Nacional de Montaje Industrial, Obras Civiles y Actividades Civiles (Sinami). No están en la CUT, propugnan la autonomía sindical, y sus socios especializados en construcción y que se reparten en distintas empresas, son los encargados de llevar adelante los nuevos proyectos. Ellos construyen la obra y se van. “Somos faeneros”, dice.

Pero esto no quita que negocien y duro. Por ejemplo, el sueldo líquido de un ayudante es de $ 450 mil más alojamiento, bono y locomoción. Han conseguido el bono minero por productividad y derecho a indemnización de 2,5 días por mes trabajado. Las jornadas de trabajo están regladas y también el transporte. Muchas veces esto se negocia con la empresa que realiza la inversión. Es probable que cuando Codelco licite sus nuevas obras, pondrá este tipo de requisitos entre las condiciones que deben cumplir las empresas contratistas.

González es uno de los nombres que Nelson Pizarro debe tener en cuenta si quiere construir a tiempo y dentro de presupuesto los proyectos que tiene en carpeta, ya que el 60% de los costos de construcción de una obra nueva está dada por la mano de obra.

Publicado por La Segunda, Lunes 1 de septiembre de 2014

La vida de Miguel González se le ha complicado más aún desde que despegaron los aviones Sinami que transportan 16 mil pasajeros mensuales. El derecho a moverse en avión es uno de los beneficios que tienen los socios del Sinami, que suman 57 mil trabajadores que pagan sus cuotas al sindicato.

– ¿Por qué un sindicato termina involucrado en el negocio aéreo?

– Nuestros trabajadores viven en el centro de Chile: Región Metropolitana, V Región y Octava Región. Hoy la pega está en el Norte y no en el Sur. Pero entre Iquique y Concepción, hay 40 horas de trayecto por tierra. Primero contratábamos una línea aérea, pero nos teníamos que acomodar a sus horarios, itinerarios y tarifas. Por eso, hicimos una sociedad, inicialmente con RBK y ahora con One Airlines, cuyo propietario es Claudio Fischer. Además, tenemos un acuerdo con DAP y operamos hasta Concepción.

-¿Qué resuelve el avión?

-Un trabajador que llega el mismo día a su casa, gana dignidad. Tiene más tiempo, está con la familia y mejora su calidad de vida. Claramente las empresas hacen un esfuerzo mayor al costear el pasaje aéreo en vez del bus, pero también se beneficia al tener un trabajador más productivo.

-¿A todas las faenas mineras se mueven en avión?

– En general sí. Escondida de BHP Billiton es el último reducto que no otorga este beneficio.

-¿Pero BHP Billiton fue una de las primeras en dar el bono de productividad de la minería a los contratistas?

-Así es, pero esto no. Estamos en conversaciones con ellos para demostrarles que el avión es un beneficio para el trabajador y para la obra.

– Es que la presión por bajar costos es muy fuerte. Diego Hernández hablaba que construir un metro cuadrado de campamento minero estaba saliendo más caro que hacerlo en La Dehesa.

-Y debe ser cierto. Ese es el costo que tiene hacer un proyecto en pleno desierto donde no hay agua, ni electricidad ni nada. La pregunta que hay que hacer a Hernández es qué tipo de trabajador quiere que le llegue.

-¿Qué tipo de trabajadores ustedes agrupan?

-Trabajadores especializados en construcción industrial.

-A ustedes los suelen confundir con trabajadores mineros…

-Nuestro fuerte está en la minería, pero también estamos en la planta de Metanet en Punta Arenas, en plantas de celulosa en el sur, en el puerto de San Antonio, en la construcción de termoeléctricas en Puchuncaví, Ventanas, Huasco, Mejillones.

El recado para Pizarro

-¿De qué manera les afecta la desaceleración económica?

-Muy fuerte. Tuvimos tres años consecutivos con más trabajo del que teníamos capacidad. Pero ahora se están terminando los proyectos y no empiezan nuevos.

-¿Entonces, están en una posición más débil para negociar que hace un año?

-Desde ese punto de vista, hoy día las condiciones no son tan óptimas para negociar.

-Los US$ 4.500 millones de capitalización de Codelco les viene bien. ¿Qué conversaciones han tenido con Nelson Pizarro?

-Nelson Pizarro dijo que lo que es bueno para la minería privada también es bueno para Codelco. Yo tiendo a estar de acuerdo con él, pero hay algo más: a nosotros nos interesa que le vaya bien a Codelco porque es de todos los chilenos.

Uno de los grandes temas que queremos conversar con Codelco es el de la productividad. Ese es el tema clave hoy día. Es legítimo que nuestro sindicato quiera mantener los estándares y es legítimo que las mineras quieran optimizar los recursos. Para que ninguna de las dos partes se vea afectada, la única forma es a través de un aumento de la productividad. Eso lo venimos planteando hace cinco años y lo propuse nuevamente en la última Expomin.

-¿Productividad entendida como rendir más?

-Es más que eso. Es hacer la pega una sola vez, gastar el material justo, usar las herramientas de manera adecuada. El empresariado dice que los problemas de productividad se deben a que los trabajadores son flojos. Nosotros queremos discutir eso.

La productividad no sólo está relacionada con mano de obra, sino con sistemas y jornadas de trabajo, con equipos, con maquinaria, pero lo fundamental para Sinami es la certificación y capacitación de trabajadores. Sin ese mecanismo, no tengo cómo asegurarme de que los 100 maestros primera que contraté para terminar la pega, son realmente maestros primera. Eso me lo da la certificación de competencia y habilidades.

-¿Ustedes están satisfechos ya con los estándares de bienestar alcanzados?

-Uno nunca está satisfecho –dice en una media sonrisa-. Pero hemos conseguido estándares que son un aval para hacer buenos proyectos. Es verdad que los proyectos se han encarecido , pero no necesariamente por la mano de obra, también influyen la energía, los materiales y que los proyectos mineros están a más distancia. Efectivamente hay un tema de costos y podemos aumentar la productividad.

 Sí a HidroAysén

 -¿Cuál es la posición de Sinami frente a las demandas de los ambientalistas que han entrampado proyectos?

-Queremos que todos los proyectos se hagan porque sin esos proyectos no tenemos pega ni tenemos qué comer. Obviamente nos interesa el medio ambiente, pero vemos contradicciones. Sinami plantea que el mineral chileno debería tener mayor valor agregado, pero eso pasa por fundirlo, refinarlo y hacer productos terminados. Si queremos dejar más riqueza, necesitamos hacer fundiciones y éstas necesitan energía. Todo eso genera contaminación.

¿Cómo resolvemos eso? Con un acuerdo país donde cada proyecto se haga con la máxima tecnología y seguridad, pero me tienen que dejar hacer los proyectos. Los sectores ecologistas tienen que abrirse. No se entiende que se opongan a HidroAysén y Sinami esté participando en la construcción de cinco termoeléctricas a carbón que es más contaminante. La vida nos ha puesto en lugares contrarios a los ecologistas.

-Por ejemplo, en Ralco pelearon con las comunidades mapuches.

-Eso es verdad y también peleamos cuando los ecologistas nos pararon la construcción de la planta de celulosa en Itata. Hemos tratado de manejar el conflicto, pero la verdad es que no hay soluciones de fondo.

 

“Antes teníamos militantes sindicales, hoy tenemos clientes”

 -¿Qué capacidad tienen de llevar un diálogo como el que propone si uno ve un movimiento sindical fragmentado?
-Sinami ha demostrado liderazgo y que los acuerdos que tomamos se respetan. Eso no significa que no hayan conflictos, sino que éstos se regulan. Vamos a invitar a otros actores a esta misma política. El movimiento sindical no está dividido por propuestas distintas, sino por temas personales.
-¿De qué manera ha cambiado el perfil del socio del sindicato en estos 30 años?
-Antes sufríamos más, pero éramos más unidos y cariñosos. Hoy sufrimos menos y nos queremos menos. Llevo treinta años en esto y la calidad de vida del faenero ha cambiado en un 300%. Antes teníamos militantes sindicales y hoy tenemos clientes. Eso hace muy compleja la organización.
-¿Cómo es eso?
-Si el sindicato no le da lo que quiere, se va del sindicato o no respeta a los dirigentes o busca una organización distinta. Eso es una situación generalizada.
-¿Cuál es la situación sindical chilena?
-Es mala. Tenemos un sindicalismo que no despega. Nosotros no somos un actor principal para nadie. Tampoco para el gobierno. El movimiento sindical carece de autonomía y esta es la clave para su desarrollo.