- Quienes conocen los números de la compañía afirman que el diseño del negocio ya venía evidenciando problemas desde antes de 2010, los cuales se volvieron inmanejables tras la destrucción de la bodega de Chillán.
- Mañana, lunes 7, se constituye la primera junta de acreedores de esta distribuidora que nació en la Región del Bío Bío. El síndico de quiebras, Herman Chadwick, solicitará la continuidad de giro por un año. Los créditos verificados ante tribunales sumaban US$ 92 millones el viernes.
En la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010 comenzaron remecerse los cimientos de la Rabié S.A. A pocos minutos de ocurrido el terremoto, un incendio empezó en la bodega del centro de distribución de la compañía, en Chillán viejo. Algunas luminarias cayeron sobre cajas y el fuego cundió con rapidez. Sorprendentemente, un grupo de trabajadores trató de apagarlo sin éxito, otros en iguales circunstancias habrían arrancado, aterrados por las réplicas o por las llamas. Los empleados aún sienten los efectos de esa catástrofe que terminó con 100 años de historia de una de las principales empresas de la Región del Bío Bío.
Este lunes 7 de octubre se reunirán por primera vez los acreedores para evaluar el futuro de la empresa de la familia Rabié que tras 3 años de buscar distintas salidas, pidió su propia quiebra ante el 22 Juzgado Civil de Santiago. La empresa es hoy manejada por el síndico Herman Chadwick Larraín, quien solicitaría la continuidad de giro por un año para poder vender el negocio funcionando normalmente.