- La inversión fue realizada por la chilena Molymet y en diciembre había llevado a pérdida prácticamente todo lo desembolsado: US$ 563 millones. La compañía de tierras raras espera salir de la insolvencia a fines de 2015.
- Molycorp que produce 15 elementos que se usan para baterías, convertidores catalíticos y productos de alta tecnología, entre otros, se inscribió junto a 20 de sus subsidiarias en el Capítulo 11 de la Corte de Quiebras de EEUU.
Publicado por El Mostrador Merca
Molycorp se inscribió para la protección de bancarrota en Estados Unidos este jueves, dando así vuelta la página a la mayor burbuja en commodities que se tenga registro en la historia económica. La frase no es de este medio, sino de la nota que escribió ayer Wall Street Journal.
La empresa minera norteamericana, donde la chilena Molymet tiene el 19,51% de la propiedad, dijo que había asegurado un acuerdo con los acreedores para reestructurar US$ 1,7 mil millones en deuda. El convenio también le provee de US$ 225 millones de nuevo financiamiento para continuar sus operaciones.
Molycorp que produce 15 elementos de tierras raras que se usan para baterías, convertidores catalíticos y productos de alta tecnología, entre otros, se inscribió junto a 20 de sus subsidiarias en el Capítulo 11 de la Corte de Quiebras de EEUU en Wilmington, Estado de Delaware, y espera poder reanudar los pagos a fines de este año.
Se sabe que varios inversionistas chilenos habían invertido en bonos de esta minera. La empresa había dado tumbos desde hace rato, pero las señales de agonía comenzaron a vivirse el 1 de junio cuando no pudo cumplir con el pago de uno de sus bonos, situación que se repitió a mediados de mes cuando solicitó 30 días de gracia porque tampoco logró hacer frente a pago de intereses por US$ 3,36 millones. Un tenedor de bonos local señaló que este papel ayer se transaba a 2,5 centavos de dólar, algo inusitado porque usualmente el valor de recupero de un papel en problemas va entre 20 y 30% de su par.
La mala apuesta de Molymet
Molymet, líder en la producción y comercialización de molibdeno y que es controlada por las familias Gianoli, Mustakis y Matte y la austriaca Plansee (de la familia Schwarzkopf), comenzó a comprar acciones de Molycorp en 2012, llegando a tener 17 millones de papeles de la compañía con una inversión de US$ 435,4 millones. Luego acudió a dos aumentos de capital que se realizaron en 2013, adquiriendo 29 millones de acciones adicionales. De esta manera, a fines del 2013 controlaba el 20,95% de la propiedad que le significó un desembolso de US$ 595 millones, según reconoce en la memoria de 2013. Hoy afirma tener un 19,51%.
El interés de Molymet por Molycorp radicaba en que combinaba la producción de cerca de 15 de los 17 tipos de tierras raras con instalaciones industriales en tres continentes y la consideraba clave para consolidar su liderazgo mundial en el procesamiento de metales estratégicos. Estos minerales son ocupados para la fabricación de vehículos híbridos o eléctricos, turbinas de viento, misiles, fibra óptica y aparatos móviles, entre otros.
Pero el negocio definitivamente no anduvo. Basta mirar el desplome de la acción para darse cuenta de ello. Si la primera compra de Molymet fue a un precio por acción de US$ 31,2, que ya era una ganga puesto que venía de un techo de US$79, el último aumento de capital que suscribió fue a US$ 5 por acción. En total, la compañía de San Bernardo adquirió las acciones de Molycorp a un precio promedio que bordeaba los US$ 13 por acción, muy por encima del valor al que hoy se transa en bolsa (US$ 0,359 por acción).
Tanto fue así que el año pasado Molymet terminó con pérdidas por US$ 507 millones que no guardaban comparación alguna con las utilidades logradas al 2013 que se elevaron a US$ 25,3 millones. ¿La razón de esto? Debido al impacto que le significó el efecto negativo de su inversión en Molycorp que representaron US$ 563 millones menos después de impuestos. Es decir, llevó a pérdida prácticamente toda su inversión en tierras raras, dejándola valorizada en apenas US$ 17,45 millones lo que representa cerca del 1,32% en el activo de la matriz.
El monstruo de Mountain Pass
La principal piedra en el zapato de Molycorp es el proyecto Mountain Pass que no ha logrado ni remotamente llegar a la capacidad de producción para la cual fue diseñado. Esto es 20.000 toneladas métricas para 2015. A lo que se suma una caída de los precios de este tipo de mineral.
En enero de 2013, el entonces CEO interino de Molycorp, Constantine Karayannoupoulos informó en marzo de ese año, junto con las pérdidas netas anuales al 2012 de US$ 460,9 millones, que la empresa estaba suficientemente capitalizada como para enfrentar la operación del ejercicio pasado.
Lamentablemente se quedó corto. A junio de 2013, la compañía acumulaba pérdidas por US$ 107,48 millones atribuibles a sus accionistas, un 51,2% mayor que lo registrado a junio de 2012 por mayores costos de producción y menores precios de venta. No les quedó otra que echar mano a un segundo aumento de capital en octubre de 2013, advirtiendo eso sí que se trataba de “una inversión de alto riesgo” en el prospecto enviado a la SEC.
Pese a que Molymet es el accionista individual con mayor número de papeles en sus manos, no controla la administración. Aunque logró poner a dos de nueve directores: John Graell (presidente ejecutivo de Molymet) y Michael Schwarzkopf (director de Molymet).
La presencia de Shwarzkopf no es menor. El es el CEO de Plansee, compañía privada austriaca, cuya propiedad está en manos de la tercera generación de la familia Schwarzkopf y ha ocupado desde 2011 el directorio de Molymet. La firma europea puso su primer pie en Chile hace tres años cuando adquirió el 7% de Molymet, pagando US$ 198 millones. Hoy ya cuenta con cerca del 20% de las acciones.