- El mundo político no tiene entre sus prioridades legislar sobre la administración por terceros de las fortunas de los aspirantes a cargos públicos, debate que podría reavivarse de relanzarse a estas lides Sebastián Piñera.
- Mientras tanto, y ya terminado su fideicomiso ciego, el piñerismo aspira a que el gerente general de Bancard, Nicolás Noguera, desarraigue la imagen del ex Mandatario de la administración de sus inversiones.
A Nicolás Noguera parece que le gustan las fiestas de fin de año. Un 24 de diciembre de 2010, el gerente general de Bancard vendió Blanco y Negro, último flanco que el entonces presidente Sebastián Piñera mantenía abierto a los ataques de la oposición por sus inversiones y por la que estaba pagando un alto costo en popularidad, según las encuestas. En esa ocasión, remató el 13,77% de la sociedad que controla Colo Colo y recaudó unos US$ 7,4 millones.
Cuatro años después, y a horas de celebrarse el Año Nuevo, Noguera informó a través de un comunicado el fin de los fideicomisos ciegos “voluntarios” mantenidos por el ex Mandatario, a través de Bancard Inversiones e Inversiones Santa Cecilia.
Se puso fin así al primer experimento de un Presidente que entrega la administración de su riqueza a terceros. Una experiencia de alcance limitado, pues las instituciones financieras elegidas manejaron una parte menor de la fortuna del ex mandatario. Noguera terminó los fideicomisos tal como los inició, sin que los partidos políticos terminaran de legislar sobre el tema. Por lo mismo, se anticipa que —de existir una nueva intentona presidencial del líder de la derecha— volverá a debatirse sobre la administración de su dinero.
Publicado por La Segunda, viernes 6 de febrero de 2015.
Una porción menor del total
En 2009, Sebastián Piñera anunció la creación de un fideicomiso ciego: Inversiones Santa Cecilia y Bancard Inversiones y él mismo suscribieron nueve contratos de administración discrecional de cartera de inversiones sin información al mandante con el Banco Bice, Moneda Corredores de Bolsa, Larraín Vial Corredora de Bolsa y Celfin Capital Corredora de Bolsa (hoy BTG Pactual). Entre otras restricciones, se limitó la participación de cada uno de los fideicomisos a no más de 2,49% de la propiedad de una compañía. Luego, la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) prohibió a los bancos usar las acciones bajo su tutela para votar en junta.
En total se les encomendó administrar un capital que trascendió rondaba los US$ 400 millones, el cual al cabo de cuatro años habría obtenido una rentabilidad negativa de 5,5% real entre marzo de 2010 y marzo de 2014, según reconoció Noguera a El Mercurio. Una cantidad menor, ya que la fortuna de Piñera llegaba en 2014 a los US$ 2.400 millones, según cálculos de la revista Forbes.
¿Y el resto? Cuesta identificar cifras oficiales del dinero de Piñera que se manejó extra fideicomiso. Su hijo Sebastián da una pista cuando en su presentación como socio del fondo BP Capital destaca que fue “parte del proceso de reestructuración de Bancard, participando en ventas de activos por sobre USD 1.700 millones”.
Ahí está no sólo el club Blanco y Negro, sino que Lan (US$ 1.500 millones), Clínica las Condes (US$ 36 millones) y Chilevisión (US$ 150 millones), entre las enajenaciones más importantes que se realizaron durante 2010.
Una frase no menor
Nicolás Noguera no se pierde sobre cuál es su objetivo principal como gerente general de Bancard: ganar dinero y más que el resto. Sin embargo, una frase que está al final del comunicado del 31 de diciembre le cuelga una segunda meta, difícil de alcanzar: Desvincular la marca Bancard de su creador, Sebastián Piñera.
“La administración de los recursos actualmente administrados bajo los Contratos de Fideicomiso Ciego, una vez finiquitados, recaerá en los órganos directivos y administrativos de cada una de las respectivas sociedades, en los que don Sebastián Piñera Echenique no participa desde 2009, ni está contemplado que vuelva a hacerlo”, señaló el texto del 31 de enero.
Tal como Andrés Chadwick es la mano derecha de Piñera en la esfera política y le ve el día a día, Noguera —egresado de Harvard y que desde 2007 es gerente de Bancard— cumple esa función en sus inversiones. La aspiración incluso apunta a que cada vez que alguien quiera hablar de inversiones o negocios, el correo o llamada se dirija a Noguera, sin copia al ex Presidente, destaca una fuente cercana al grupo.
Por lo demás, se enfatiza en el círculo piñerista, Noguera ha dado pruebas de sus capacidades administrativas, ya sea participando en la compleja venta de Lan —implicó una planificación tributaria y societaria cuidadosa y mucha presión mediática—, o administrando los fondos directos de Bancard mientras Piñera fue Presidente, ya sea en el extranjero, en sociedades anónimas cerradas o de responsabilidad limitada en Chile.
¿Volverá el tema?
Si la Ley de Probidad hubiera salido del Congreso en 2012, Sebastián Piñera habría tenido que traspasar a terceros la administración de prácticamente la totalidad de su patrimonio, señala Alberto Precht, director ejecutivo de uno de los capítulos de Chile Transparente.
Pero tal como acontecieron los hechos, parece que a nadie le preocupaba que ello ocurriera.
Críticos a Piñera sostienen que a éste no le interesaba avanzar en una ley, pues así mantenía la apariencia de una pulcritud autoimpuesta, pero que al final su fortuna seguía bajo la mirada de su grupo de confianza.
Sus partidarios retrucan que el mejor escenario para la Nueva Mayoría era sembrar la desconfianza sobre los intereses reales del ex mandatario. “A ninguno le importaba sacar el proyecto adelante, porque la fortuna de Piñera dejaba de ser tema”, dice uno de ellos.
“No ha habido voluntad de legislar”, afirma el abogado Patricio Dussaillant, y si Piñera toma la decisión de correr una carrera presidencial, “se volverá a plantear el mismo escenario que vimos”.
Aunque en un contexto distinto, advierte Max Colodro porque “esta vez deberá resolver con más prolijidad y transparencia la administración de su patrimonio, sobre todo después de escándalos como el de CFR o el caso Penta que tocan directamente a empresarios cercanos a él como son Juan Bilbao y Carlos Alberto Délano”.
“Debe poner una separación clara y tajante entre negocios y política”, reafirma el cientista político. Y está obligado a hacerlo, aunque la clase política no defina el rayado de cancha porque la izquierda lo mide con una vara distinta. “Eso pasa por dejar establecido quién va a administrar su patrimonio, bajo qué normas y cómo se va a hacer. Es muy difícil, pero tiene que desvincularse completamente de la administración de su fortuna”.
Mientras Sebastián Piñera se embarca este año en actividades con ex mandatarios como el Club de Madrid que “rinden” más en término de opinión pública y que lo llevan a estar fuera del país, Nicolás Noguera debe hallar una fórmula que pase el test de la blancura.
Las urgencias que no lo eran
El 3 de mayo de 2011 fue ingresada al Congreso el “Proyecto de Ley de Probidad en la Función Pública” que regula la declaración pública de intereses y patrimonio; el mandato para la administración de bienes y obligaciones que supongan conflictos de interés; y la enajenación forzosa de activos en caso de conflictos de interés.
Los diputados lo aprobaron en 2012, y desde marzo de ese año está en el Senado, donde está empantanado en la Comisión de Gobierno Interior.
Actualmente, los funcionarios públicos deben hacer una declaración de intereses y de patrimonio, las cuales se presentan por separado, pero el proyecto de ley lo que pretende es aunarlas en un solo documento y llenar ciertos vacíos. A esto se suma su aspecto más público que es la entrega a terceros de la cartera de valores y la obligación de vender activos en caso de tratarse de participaciones de empresas proveedoras de bienes o servicios al Estado o sujetas a tarifas reguladas.
El presidente de Chile Transparente, José Antonio Viera Gallo, ve con preocupación la lentitud con que esta comisión ha tramitado este proyecto no sólo durante el gobierno de Piñera, sino también durante el primer año de la actual administración de Michelle Bachelet.
Un juicio más duro es el que tiene Alberto Precht quien integra Chile Transparente y trabajó en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia durante el gobierno de Piñera. “Hace dos meses nos citaron a la comisión justamente por este proyecto y no fue nadie”.
Según él, el ex ministro Cristián Larroulet se preocupó de renovar cerca de 25 veces las urgencias de este proyecto, pero no se veía. Menciona que hubo problemas con el entonces presidente de la Comisión, el senador independiente Carlos Bianchi.
Por su parte, el parlamentario reconoce que tantas veces como el ministro le puso urgencia al proyecto, tantas veces el mismo ministro se las retiró. “Era un juego de nunca acabar”, señala. “Nunca estuvo en su ánimo abordarlo, aunque el discurso público apuntara en ese sentido”. A su juicio el tema de fondo es que este tipo de proyecto toca muchos intereses que afectan transversalmente a ambas coaliciones y “esto no avanzó porque hubo acuerdos reservados entre oposición y gobierno” de mantener las cosas como estaban.
Por su parte, Chile Transparente espera que el gobierno retome en marzo la tramitación del proyecto, pero advierte que si el presidente de la comisión – actualmente Rabindranath Quinteros- no cita, hay poco que hacer.