- El jefe del equipo caderas de la Clínica Las Condes participa en doce empresas que van desde un banco de células madre hasta la Inmobiliaria Marina Lago Rapel.
- Además preside el Grupo de Accionistas Médicos Independientes de esa institución privada.
- “Dicen que soy como un búfalo que tiro y tiro, hasta que consigo que las cosas salgan”, se describe.
El currículo de Rodrigo Mardones tiene 51 páginas. Nadie podría dudar de sus méritos profesionales luego de revisarlo: médico de la Universidad de Chile, con una beca en cirugía reconstructiva del departamento de ortopedia de la Clínica Mayo y jefe del equipo de caderas de la Clínica Las Condes, son tres de los datos que allí se leen. Pero lo que no figura en la hoja de vida profesional de este hombre que está a dos días de cumplir 41 años es que participa en doce empresas, entre las que se encuentran un banco de células madre (Bioscell), la Inmobiliaria Marina Golf Rapel y otra de aplicaciones para telefonía móvil (Techmobile) ; y además preside el Grupo de Accionistas Médicos Independientes (GAMI) de esa clínica privada, sociedad que ya figura entre los seis mayores accionistas del recinto ubicado en Estoril con un 3,06%. El grupo mayoritario de esa compañía es Inversiones Santa Filomena de María Cecilia Karlezi que cuenta con el 17,45%.
Publicado por La Segunda, Viernes 26 de diciembre de 2014, pág. 24
-¿Por qué un médico con 51 páginas de currículo transita a actividades empresariales?
-Quizás no haya explicaciones muy razonables. Yo siempre quise ser médico y eso no es racional. Mis papás se separaron cuando tenía cerca de dos años y me mandaron donde un tío que es doctor en Angol. Probablemente, el contraste de pasar de mi casa a la de ese señor de delantal blanco, me debe haber marcado.
Mi primer acercamiento fue la cardiocirugía, pero la encontré monótona, y pasé a la cirugía plástica reconstructiva donde cada paciente es distinto. Al final terminé en traumatología y me encantó porque los huesos se desarman de manera diferente y eso me gustó.
En eso estaba cuando me llamó mi tío, el de siempre, que me quería mostrar algo que cambiaría mi vida. En 45 minutos me presentó un negocio que se llama “network marketing”, que impulsa Amway (American Way), una compañía gigante que en sus orígenes se dedicaba a artículos de aseo para la casa. Si toda la vida te enseñaron a que el No es una respuesta, en Amway te resetean y te dicen que no es así y que uno debe hacer lo que quiere hacer.
Yo creo que en Chile, más que en otros países, todavía la gente podría hacer lo que quisiera, pero tiene un costo.
-¿Cuál es el costo?
-Tiempo, familia, dedicación, esfuerzo y más esfuerzo. Si yo quiero montar algo como lo que he montado, no me puedo ir a las ocho de la noche a la casa.
-¿A qué hora se va?
-¿A qué hora termino de trabajar? Trato de llegar a mi casa a las 10 u 11 de la noche y finalizo a la una de la mañana. Yo soy doctor 100% desde las ocho de la mañana a ocho de la noche y de ahí hasta la una de la mañana me dedico a las compañías que tengo. Descanso sólo un fin de semana al mes.
Doce empresas entre manos
-¿Cuántas empresas tiene?
-Tengo doce, en realidad tenemos porque yo nunca voy solo. A los 35 años tenía la carrera de un señor de 60 años, había desarrollado técnicas quirúrgicas nuevas y estaba muy metido en el área de investigación de regeneración de cartílagos en células madres.
Un poco antes de entrar a la Clínica Las Condes, creamos Bioteccel con dos amigos y montamos el proyecto del centro de terapia celular que tiene cinco años en la clínica. Esa empresa además ha creado intelectualmente productos de biotecnología que fueron realizados por el grupo Bios: un concentrador de células madres y una máquina para hacer PRP (plaquetas). Paralelamente, hemos hecho dos proyectos Corfo Innova para la Clínica Las Condes y un tercero para Bioscell.
-¿Cuántos de estos proyectos que se empiezan, funcionan?
-Nosotros hemos presentado tres y hemos tenido éxito en los tres, pero algunos de ellos los tuvimos que repostular. Éxito es un concepto bien complejo porque es el resultado final de muchas tentativas. Mis amigos dicen que soy como un búfalo que tiro y tiro, hasta que consigo que las cosas salgan, muy a la fuerza, pero salen.
La inmobiliaria, por ejemplo, ahora se ve espectacular porque el lago Rapel está lleno, está la cancha de golf, los edificios, a una hora y media de Santiago… , cuando la ven preguntan cómo a nadie se le ocurrió hacer esto.
-¿Cuándo compraron?
-Cuando el lago estaba seco y botado.
-¿Invirtieron porque estaba barato?
– No, por eso solamente. Un lugar así, a una hora y media de la ciudad, vale oro en cualquier parte del mundo, menos en Chile. El chileno es trágico y cuando ocurrió el terremoto y se secó el lago, salieron todos arrancando.
Primero compramos un espacio para hacer unos edificios. Ese mismo año nos ofrecieron el proyecto de la cancha de golf. Yo tengo un grupo de 5 a 10 amigos a los cuales llamo cada vez que se me ocurre una idea, uno de ellos siempre va…
-¿Quién es su yunta?
-Andrés Chahín. El otro socio del proyecto de Rapel es Mauricio Wainer y Farik Rubio, creamos un directorio y trajimos personas que nos enseñaran el modelo de segunda vivienda.
-¿Les costó que los financiaran?
-No sabe cuánto. Los bancos nos dijeron claramente: no financiamos segunda vivienda y menos proyectos inmobiliarios de doctores (Chahín y Wainer son también médicos).
La promesa
– ¿La empresa Bioscell también se funda en alianzas?
-En Bioteccel participan Andrés Chahín, Beltrán Jaureguiberry y la familia de Hugo Zunino. Allí nos aliamos con el grupo Bios –Pablo Valenzuela y Arturo Yudelevich- que tiene una historia de emprendimiento gigantesca. Y cuando la Clínica Las Condes decidió que no iba a hacer crioconservación -proceso de enfriamiento y mantención- de células madres, la tomamos nosotros y nos transformamos en Bioscell.
-¿Qué es Bioscell?
– Cinco patologías pueden ser tratadas con terapia celular: de cartílago, piel, córnea, transplante de médula ósea y hueso. El banco captura los dos tipos de células que recuperamos del cordón, genera una masa crítica y la congela. ¿Qué puedo hacer con eso? En 10 o 40 años , las podremos despertar y hacer crecer a un nivel terapéutico.
-¿Y si no guardaste el cordón?
-Se pueden sacar células del diente de leche, de la grasa, de la médula ósea y hasta del pelo. En el pelo están las que tienen mejor feeling con el área neurológica.
-Este negocio finalmente trabaja con los miedos de las personas.
-No, de las 200 o 300 muestras que tenemos, un 30% de los pacientes ya las han usado en terapia celular. En cambio, el banco más antiguo de cordón tiene cerca de 10 años, dice guardar 20 mil muestras, y sólo ha tratado dos enfermos.
-¿Cuánto cuesta un banco privado?
-Una inversión completa para ser autosustentable debe estar en torno a los US$ 5 o 10 millones.
El nuevo poder en Clínica Las Condes
– ¿Qué es el Grupo de Accionistas Médicos Independientes (GAMI) que usted preside?
– Es un grupo de doctores amigos, con un volumen accionario mayor que lo que en promedio tiene un médico de la clínica. Somos doctores que hemos decidido invertir de nuestros recursos para tener acciones de la clínica.
-Han comprado tres veces este año.
-Sí, y seguiremos comprando cada vez que podamos.
-¿En que se diferencian de los otros médicos?
-No nos diferenciamos de los otros médicos, lo que ocurre es que creamos una estructura… La gran mayoría de los médicos de la Clínica las Condes que tiene un 53% de la propiedad de la sociedad, lo que les importa es la medicina y está bien que así sea.
-Ustedes aumentaron participación y lo mismo hizo Inversiones Santa Filomena de María Cecilia Karlezi en el mismo período. ¿Hay una pugna por aumentar la participación?
– GAMI tiene dos directores: Mauricio Wainer y Carlos Schnapp. Cuando Carlos Heller salió de la compañía, hubo acciones disponibles y ambos grupos compraron. Fue una coincidencia.
– El año pasado se cuestionó el gobierno corporativo de la clínica e incluso no se dejó que participaran médicos en el comité de directores independientes.
– Clínica Las Condes está dejando de ser esa empresa familiar que hace treinta años la formó un grupo de amigos con un sueño. El poder corporativo hoy está definido por el poder de las acciones.