- Una carta a El Mercurio suscrita por Gerardo Jofré, Marcos Buchi, Marcos Lima y Blas Tomic revela las profundas diferencias que dividen a la antigua con la nueva mayoría que gobierna a la Corporación del Cobre.
“Llevamos 713 días sin accidentes” se leía en el hall de entrada del edificio corporativo de Codelco. Una verdad a medias porque no tomaba en cuenta el número de heridos que había ayer, lunes, en el directorio de la estatal.
El gatillador fue una entrevista que dio la directora Laura Albornoz en El Mercurio el domingo recién pasado. Esta publicación desencadenó la respuesta por parte de cuatro de sus pares, Marcos Büchi, Gerardo Jofré, Marcos Lima y Blas Tomic, a través de una carta al director en ese mismo medio que se dio a conocer ayer. La razón para que los cuatro aparecieran suscribiéndola obedece a que son los integrantes del Comité de Auditoría y Compensaciones que es la instancia que evalúa el desempeño del presidente ejecutivo de la Corporación. Es decir, fueron los que calificaron en su momento al removido Thomas Keller.
Publicado por El Mostrador Mercados, martes 23 de septiembre de 2014
Junto con señalar que Albornoz “hace referencia a temas que son muy sensibles para la Corporación, especialmente para la sana convivencia y el trabajo colectivo del mismo directorio”. Y agregar que es “a lo menos imprudente que una directora de la empresa insista reiterativamente en llevar a los medios de comunicación asuntos que ella sabe de sobra que han requerido delicadas conversaciones y concesiones en el seno del órgano”; le indican que sería bueno que cumpla con el compromiso de que haya un vocero para hablar de materias de la compañía que es el presidente de Codelco, Oscar Landerretche, “ con el fin de evitar quiebres que serían muy dañinos para Codelco”.
Recién en el tercer párrafo de la carta, los miembros del mentado comité desmienten a Laura Albornoz sobre que existía una mala evaluación del desempeño del ex presidente ejecutivo Thomas Keller. “El mencionado comité (…) estimó como positivo y extremadamente profesional el desempeño del señor Keller durante todos los años en que él ejerció”.
El desguase de la carta
La carta resulta decidora en sí misma.
Uno porque revela que hay una fuerte división en el directorio de la principal empresa estatal del país y que si bien hay decisiones que se han tomado, ello no quita que se tuvieron que hacer concesiones. La propia salida de Keller fue muy discutida en su momento y sólo se logró la mayoría cuando Blas Tomic dejó de abstenerse y votó a favor de su cambio. En esa ocasión, Oscar Landerretche se abstuvo porque todavía no era ratificado por Contraloría.
En segundo término, la declaración apunta a que cuatro de nueve directores, incluidos dos representantes de la Nueva Mayoría (Marcos Lima y Blas Tomic) declaran que la gestión de Keller fue irreprochable a diferencia de lo que estiman los trabajadores.
Se deduce de este texto, por tanto, que la salida de Keller se debió a una decisión política y no a un cuestionamiento de la gestión.
De hecho, el ex máximo ejecutivo de Codelco en su primera aparición en la prensa el jueves 18 en la revista Capital, señaló que “la mayoría del directorio, o más bien dicho, la nueva mayoría del directorio –ríe-, pensó que la estrategia debía ser implementada por una persona con un perfil distinto”.
Keller hace referencia así a la línea que separa a los miembros elegidos por Alta Dirección Pública (Buchi, Lima, Jofré y Tomic), de los tres miembros designados por la presidenta Bachelet: Oscar Landerretche, Dante Contreras y Laura Albornoz que se sumaron a los representantes de los trabajadores: Augusto Gonzalez (rol A) y Raimundo Espinoza (rol B).
También la carta demuestra que el directorio ha estado expuesto a tensiones grandes y que basta bien poco para que los conflictos afloren. Nunca cuatro directores de Codelco habrían cuestionado a otro director públicamente como sucede ahora, ni siquiera cuando Andrés Tagle en su calidad de miembro de la mesa, sacó a relucir las pérdidas generadas por los contratos a futuro a raíz de la operación con Minmetals que terminó siendo llevada al parlamento. No una vez, sino dos veces puesto que Tagle levantó el tema en 2010 y ahora nuevamente este año.
Y por último, está claro que la figura de Laura Albornoz crispa los nervios de algunos miembros. Los dos primeros párrafos de la carta están destinados a “encuadrar” a esta abogada en los deberes de reserva que se estiman necesarios para el buen convivir del directorio. Se podría interpretar como una reprimenda pública a una directora demasiado proactiva para los cánones de Codelco y que se hace notar.
Sin embargo, en su afán por hacer prevalecer el “deber ser” cometen el mismo error que echan en cara a Albornoz: sacan a la luz pública un conflicto que debería haber sido resuelto en el directorio y se pasan por alto la vocería del presidente de Codelco, Oscar Landerretche.
Los dichos de Albornoz
Pero ¿qué dijo Albornoz que causó tanta molestia? En primer lugar, apareció en su calidad de directora dando una entrevista a El Mercurio y no sólo eso, hizo presente que había sido designada por la presidenta Michelle Bachelet.
En segundo término, dijo “recibí un mandato de la Presidenta y ese rol lo voy a cumplir a cabalidad. Por eso, viajo a las divisiones, me meto a la mina subterránea, viajo a Ventanas, etc”.
En tercer lugar y esto es lo que habría motivado el envío de la carta, indicó que fue partidaria de pedir la renuncia de Thomas Keller porque “hubo una mala evaluación de su gestión de parte del Comité de Auditoría Interno de Codelco, y las cifras así lo indicaban (…) Además desde el punto de vista político, él nos había hecho un emplazamiento a través de los medios de comunicaciones”.
El cuarto aspecto al que se refirió guarda relación con la posibilidad de ser un puente entre trabajadores y directorio, cosa que dijo “no lo he buscado y no lo aceptaría porque en el directorio hay dos representantes de los trabajadores” e inmediatamente después replicó que no creía que existiera peligro de cogobierno.
De acuerdo a lo conversado con ex directores de la Corporación, el error de Albornoz fue comentar decisiones que forman parte de la reserva de los directorios. La única forma que habría de acceder a lo que allí se dice es a través de las actas de cada reunión, las cuales deben contar con la autorización expresa de la mesa para su puesta en conocimiento al público.
La otra lectura
Dentro de la cultura de Codelco resulta inusitado que una directora “se vaya a meter a las divisiones”. Eso crea molestia entre los ejecutivos porque los sindicatos pueden comenzar a tener una tercera oreja dentro del directorio, aparte de sus propios representantes que son González (por cuenta de los supervisores) y Espinoza (en nombre de los trabajadores).
“Hay reglas básicas de gestión que hay que cumplir y conductos regulares que respetar. De otro modo, los sindicatos te toman hasta el codo”, dicen ex funcionarios de la corporación.
En tanto que dirigentes de sindicatos profesionales señalan que los únicos que pueden temer que algo así suceda son aquéllos que no dicen toda la verdad al directorio. Quienes han estado cerca de Laura Albornoz, señalan que ella quiere “jugar un rol”. Cuando asumió como directora, decidió llevar su propio proceso de inducción y viajó a varias divisiones con el objeto de formarse un criterio. Para ello ha tenido encuentros con sindicatos y con ejecutivos, pues “quiero entender” le ha dicho a su círculo.
Aparentemente estas giras no han sido secretas. De hecho, el departamento de comunicaciones de Codelco informó de sus actividades en Chuquicamata y Gabriela Mistral.
Hasta ahora, hay cuatro directores que han guardado silencio en esta refriega: Oscar Landerretche (presidente), Dante Contreras, Raimundo Espinoza y Augusto González. Seguramente, Landerretche deberá sacar a relucir sus habilidades blandas para poner límites al conflicto que es patente en el directorio.
Mientras esto ocurre, la Comisión de Minería y Energía de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el primer trámite legislativo de la ley que permite la capitalización de Codelco por US$ 4.000 millones. Landerretche señaló que “no estamos pidiendo nada extraordinario. Este nivel de capitalización es una capitalización responsable”. La pregunta es si el directorio está a la altura de esa responsabilidad.