- “Nunca me había pasado ver a un hijo con miedo”, señala dolido el gerente general de ISJ, José Miguel Manzur.
- “He vivido con el celular prendido. El domingo me avisaron que estaban saqueando el supermercado Alvi, que es un local nuestro. A las cinco de la tarde, rompieron las rejas de nuestro mall en San Bernardo”, relata el empresario.
- “No quiero que por una minoría se ensucie el tema de fondo: la desigualdad social”, opina.
Publicado en La Segunda, miércoles 30 de octubre de 2019
José Miguel Manzur tiene que detenerse a pensar en qué días sucedieron las cosas. “Ha sido muy caótico todo”, dice el gerente general de Inversiones San Jorge (ISJ) que administra 165 mil metros cuadrados para renta industrial y comercial, principalmente en la Región Metropolitana. Todos de la familia Manzur. Sin embargo, su activo más querido es el Mall Paseo San Bernardo que se encuentra en el terreno que antiguamente era la casa del abuelo que llegó de Belén (Palestina) en 1905.
“He vivido con el celular prendido todo el tiempo. El domingo me avisaron que estaban saqueando el supermercado Alvi. Ese local es nuestro y lo arrendamos a SMU. No dejaron nada. Ese mismo día, a eso de las cinco de la tarde, unas cincuenta personas rompieron las rejas metálicas del mall en San Bernardo, alcanzaron a estar tres minutos dentro del centro comercial antes que llegara la PDI. Apenas escucharon las sirenas, salieron arrancando. Era un grupo de jóvenes entre 15 y 30 años, algunos tenían la bandera chilena en el cuello, otros no. Teníamos los extintores a mano y los usaron para romper las vitrinas. Muy cerca nuestro, llegaron los militares a custodiar el Líder que también estaba siendo saqueado, la gente se retiró y volvió a robar cuando vieron que se levantó la vigilancia”.
“Me sentí reflejado en mi hijo”
– ¿Qué te ha afectado en estos días?
– Yo nací en 1972 y en los últimos 30 años no había vivido nada parecido a lo que he pasado en estos días. Nunca me había tocado ver a un hijo con miedo. Tengo cuatro hijos y el de 12 años tiene mucho miedo.
El centro comercial en San Bernardo era el gran proyecto de mi papá y mi hijo tiene un vínculo fuerte con su abuelo, se impactó mucho cuando escuchó que lo habían saqueado. ¿Por qué tanta violencia?, preguntaba.
– ¿Le diste una explicación?
– Hemos hablado de la necesidad de mejorar la calidad de vida de las personas y que Chile es un país muy desigual. Le aseguré que como empresario yo he tratado de poner a las personas en el centro de la organización, que las tratamos bien y no las consideramos un número. A mi hijo lo violentó muchísimo ver la vulnerabilidad a la que uno está expuesto cuando un país se rebela.
– ¿Te sentiste reflejado en tu hijo?
– Sí, por supuesto que sí. No me había tocado de adulto sentir miedo. Viví bajo el gobierno de Pinochet que era bastante extremo. En esa época nadie jugaba con la autoridad. El toque era toque de queda, simplemente no se podía salir. No había tenido antes esta sensación de falta de control.
Me quita el sueño sentir la fragilidad de las instituciones. Se rompen las reglas del juego y nadie respeta a la autoridad. Es como estar en el Far West. Me sentí vulnerable como persona y como empresa.
“Recién este sábado pudimos abrir”
– ¿Qué hiciste para aminorar el miedo de tu hijo?
– Casi una semana después, recién este sábado 26, pudimos abrir prácticamente todos los locales y lo llevé al mall. La municipalidad nos había pedido que abriéramos el área de servicios para que la farmacia comunal funcionara, por lo que habíamos comenzado a operar en forma parcial el jueves de 10 a 2 de la tarde. Pedimos resguardo de carabineros porque de otra manera no íbamos a abrir. Sin apoyo, no nos sentíamos seguros. Ese sábado estaba mi familia entera: el gerente de operaciones, la gerenta del mall… Este es un negocio que lo cuida la familia y algunos gerentes externos.
– ¿Cuántos familiares trabajan contigo?
-Hoy somos seis. Mi tío Jorge Chucre Manzur es el presidente y cinco primos están en la operación. Jorge Antonio y yo somos pares y lideramos la tercera generación.
– Igual que la calle Chuce Manzur…
– Eso no es casualidad. En 1956 se compraron las propiedades de ese pasaje en Bellavista. Un año después falleció mi tío Chucre, hermano de mi abuelo Jorge, y en su honor le cambiaron el nombre a la calle.
“Ver a San Bernardo así, es muy duro”
– ¿Desconociste a las personas que viven en San Bernardo después de lo sucedido?
– Cuando vi cómo hicieron pedazos la municipalidad y le rompieron todos los vidrios, me sentí en territorio extranjero. Delante del municipio, los funcionarios estaban limpiando una estatua de Bernardo O’Higgins. La alcaldesa Nora Cuevas estaba allí también y recibía los insultos de un grupo de manifestantes. Mi primo Jorge Antonio se acercó a saludarla como una forma de respaldarla en un minuto difícil para ella. Ver a San Bernardo así, es muy duro.
Pero insisto en que es un pequeño porcentaje de la población que está delinquiendo. La gran mayoría “no está ni ahí” con hacer daño. Prefiero quedarme con el millón doscientas mil personas que marchó de manera pacífica en Santiago el viernes y con la tranquilidad que se vivió el lunes 28 en San Bernardo. No quiero que por una minoría se ensucie el tema de fondo: la desigualdad social. La violencia de los actos terroristas y de la delincuencia no puede invisibilizar el reclamo legítimo de la gente.
– En San Bernardo, la municipalidad llamó a cabildos ciudadanos…
– Son buenas esas instancias ordenadas de diálogo y de ideas. Espero que las ideas que se planteen lleguen de alguna manera adonde tienen que llegar y que las tomen en cuenta, de otra manera estamos jugando con las personas.
Depende de nosotros, lo que después tengamos
– ¿En qué te afirmas para decirle a tu hijo que eres un buen empresario?
– He ido adoptando distintas medidas como flexibilidad laboral y sueldos dignos.
– ¿Llegan a los $500 mil?
– En la gran mayoría de nuestros 50 trabajadores sí, si sumamos el sueldo líquido más la colación. En el caso de los aseadores puede ser un poco menos. (Me pasa un listado con los beneficios). Tenemos, además, un seguro de vida y de salud para cada trabajador y grupo familiar, damos aguinaldos, bonos por nacimiento de hijo y de matrimonio y la asignación familiar para comida es de $5.500 diarios. Apoyamos a los trabajadores que quieren comenzar o continuar sus estudios, salimos a las dos de la tarde los viernes y las vísperas de fin de semana largo, eso para los cargos administrativos. Damos préstamos de empresa también.
– ¿Cuál fue la conversación que tuviste al interior de la empresa cuando comenzaste a tomar estas medidas?
– Nos aplaudieron.
– ¿El directorio también?
– Si el directorio no está convencido de los cambios, a duras penas un gerente general puede avanzar. Primero que nada hay que seducir a la cabeza y cuando ésta se da cuenta que el recurso humano es lo que marca la diferencia, todo se hace más fácil. Tenemos la convicción que para ser una empresa rentable y sostenible en el tiempo, hay que invertir en las personas. Eso es hacer las cosas de manera inteligente.
– ¿Te costó convencer al directorio?
– Me costó, pero pienso que mis valores y principios como empresario se prueban cuando me tocan el bolsillo. Esos son los momentos de prueba de verdad. Si no estoy dispuesto a hacer cambios, es fútil y retórico. Sólo maquillaje. Los cambios requieren de un esfuerzo económico. Uno invierte como todo empresario apostando que una buena siembra lleva a una buena cosecha. Obviamente, no puedo hacer todo de una vez, las cosas deben ser graduales y bien articuladas porque así se sostienen mejor. De hecho, hemos tenido mejores resultados y en el área de administración no tenemos casi rotación.
“Habrá un antes y un después del 18 de octubre”
– ¿Qué viene ahora?
– Yo creo que nosotros hemos avanzado mucho y estamos evaluando entregar un aporte voluntario a nuestros trabajadores -una especie de APV- para que les quede como ahorro para su pensión. No puede ser que una persona jubile con una pensión mensual de $120 mil. ¿Qué puede hacer con eso? Eso es indigno, no hay otra forma de llamarlo. Queremos imponer un poco todos los meses a cada trabajador que cumpla cierto período de permanencia.
– ¿Eso lo pensaron ahora?
– No, lo venimos pensando desde hace un tiempo y ahora cobró mayor relevancia. Más allá de las decisiones que tome el gobierno, la pregunta es cómo puedo influir como empresario desde ya en el bienestar de las personas. También quiero estar en grupos de empresarios para compartir experiencias. Creo que muchos no han aportado lo suficiente y que hoy están tomando conciencia. Habrá un antes y un después del 18 de octubre y depende de nosotros qué después tengamos.
¿Qué más quieren?
– ¿De qué manera les va a pegar esta crisis?
– Nosotros invertimos en terrenos, los desarrollamos, construimos y arrendamos a terceros, nuestro negocio renta al largo plazo. En la actualidad, estamos financieramente sólidos y, pese a las dificultades de los últimos días, podemos pagar los sueldos a fin de mes sin problemas, tranquilidad que no tienen muchas Pymes que andan más ajustadas.
– ¿Qué conversaciones has tenido con los locatarios que no operaron durante cinco días?
– En general, los veo muy agradecidos de que estén los dueños presentes en los días complejos de las aperturas parciales. Y la conversación que viene ahora es qué medidas vamos a tomar como centro comercial para cuidar a los locatarios que no pudieron abrir durante una semana, ya sea en forma parcial o total. Estamos evaluando hacer un descuento en la próxima factura que viene en noviembre. Claramente no podemos estar al margen de lo que le ocurre a los más frágiles, pero no podemos asumirlo 100%. Haremos un gesto.
– ¿Te sientes muy inseguro todavía?
– El lunes quedé muy afectado cuando vi que quemaron los locales en el centro de Santiago. ¿Qué más quieren? Hubo cambio de gabinete, ya se tomaron algunas medidas, sé que falta mucho, pero no deberían ocurrir más quemas. Cuando por una causa justa, se descuida el medio y nos faltamos el respeto, se ensucia la causa. Tenemos que cuidar las formas.
Me acuerdo cuando mi papá me decía que los empresarios eran admirados porque construían el país y hoy día, por culpa de algunos, destrozamos la imagen que teníamos. Me encantaría reivindicar nuestro liderazgo, pero con hechos. Esta situación de inequidad no se sostiene más.