- “A la gente le gusta el capitalismo, pero lo quiere más justo y más eficiente”, señala el gerente general de Geomar.
- “Los empresarios que han cometido abusos son pocos, pero importantes y no han sido sancionados como la gente esperaba”, afirma enfático.
- “Yo no estoy feliz con un dólar cercano a los $800, al contrario, estoy muy preocupado porque refleja que hay inestabilidad en nuestro país”.
Publicado por La Segunda, martes 19 de noviembre de 2019.
Javier Donoso dice con orgullo que “fui educado en la élite, me podría haber quedado trabajando en una gran institución financiera acá en Santiago y en vez de eso, me fui a vivir a una pensión a Coronel hace 25 años. Partí con un capital pequeño como universitario y mi gente sabe eso”. Su gente son los trabajadores de Geomar, una empresa que produce productos del mar gourmet en conserva que envía a 20 países. Los encargados de la captura son buzos artesanales – alrededor de 200 salen cada día- que son entrenados en la pesca responsable y sustentable de los mariscos. Manejan una red de 400 pescadores y tienen a 150 trabajadores en dos plantas.
-¿Qué le ha pasado a la planta en Coronel en estos días?
-Estamos en el Parque Industrial de Coronel (Región de Biobío) y no hemos sufrido ningún desmán. El ausentismo no ha sido alto, algunos de nuestros trabajadores han faltado uno o dos días, pero no mucho más. Tenemos buses de acercamiento para facilitarles el transporte entre la planta y sus hogares.
-¿Comenzaron a trasladarlos ahora?
-No, lo hemos hecho siempre. Tenemos buena conexión con la gente y sabemos que, entre otras cosas, les duele la falta de locomoción en una zona lluviosa como esa. Ahora salen de los turnos una o dos horas antes y así pueden hacer sus cosas. Tienen que llegar a cocinar, ver qué sucede con los colegios y no saben si el supermercado estará abierto o cerrado.
-¿No es el primer terremoto que has vivido?
-El día del paro (martes 12) hablé con mi jefe de operaciones que es neozelandés y me contó que la gente llegó a trabajar, pero que estaba preocupada. Le dije: “Steve, tómalo como otro terremoto” y transmíteles que seguiremos adelante y si incendian las instalaciones, ya veremos qué vamos a hacer, pero no nos vamos a ir.
-Tú también has pasado por épocas de dólar fuerte como ahora.
-Invité a socios a participar en la construcción de una planta en 2002 cuando teníamos el dólar a $750, pero luego nos enfrentamos a un escenario totalmente distinto y perdimos mucha plata porque terminamos exportando los productos a un tipo de cambio bajo los $500 entre 2007 y 2008, con un precio de la energía muy alto y cambios en la ley laboral. Como emprendedor fueron mis años más difíciles. Bailamos con la fea, pero pudimos mantener las fuentes de trabajo y respondí a mis socios que nos apoyaron para salir adelante. Yo no estoy feliz con un dólar cercano a los $800, al contrario, estoy muy preocupado porque refleja la inestabilidad de nuestro país. A la economía no le sirve un dólar volátil y moviéndose a merced de los especuladores. Nunca olvidaré el terremoto del 2010 y esos dos años que mencionaste, ya que fueron peor que la partida. Esos períodos duros me hacen mirar el éxito con mucha humildad.
Pagamos todos
-Empezaste con tu empresa en 1993 y todavía te defines como emprendedor. ¿Cuándo comenzarás a sentirte empresario?
-(Piensa unos segundos) Me siento más emprendedor. Mi empresa es mediana y aunque comenzamos en 1993, me siento más cerca de esa persona que le costó emprender, que hoy está sufriendo por su local y que no sabe si podrá pagar a sus trabajadores. Partí con US$20 mil que los saqué principalmente de la venta de un auto y, si bien tuve una buena educación, nadie me regaló nada. Al final, todos los emprendedores somos empresarios, lo que pasa es que la connotación de empresario es mala en nuestro país y está más ligada al tamaño de la empresa.
-¿Qué hizo que tu empresa pudiera surgir y llegar a vender a 20 países?
-Nuestro negocio siempre ha estado basado en la sustentabilidad, en los pescadores artesanales y en la fabricación de un producto de valor agregado. Nos imponemos restricciones como que la pesca sea manual y responsable con el medio ambiente y la comunidad. Somos diferentes a la pesca industrial que está cuestionada no sólo porque sobreexplota, sino también por su relación con la política. Me frustra ver la mala percepción que en Chile hay de los empresarios y creo que parte de la responsabilidad la tenemos nosotros mismos.
-¿A qué te refieres?
-Hay empresarios buenos y malos. Cuando hablo de buenos empresarios, no me refiero a si lograron hacer crecer varias veces sus empresas, sino a la forma en que las manejan y cuál es la visión y la cultura que han implantado en ellas. Cuando en Chile se producen abusos que no se sancionan, pagamos todos los empresarios. Cuando los gremios tampoco sancionan, pagamos todos. Creo que son pocos los que han cometido la ilegalidad de formar carteles…
-Pero importantes.
-Los empresarios que han cometido abusos son pocos, pero importantes y no han sido sancionados como la gente esperaba. También hay grandes empresarios que son excelentes. No es justo que recaigan las faltas de algunos en el resto.
-¿Cuál es el efecto en la zona de Biobío de un caso como Corpesca?
-Ha tenido una consecuencia social compleja porque la gente que vive en la zona comenzó a inferir que sus patrones -así les llaman- estaban vinculados a temas políticos, y otra gente no relacionada con la industria empezó a mirarla con malos ojos.
“Busco personas aguerridas”
-¿Crees que hay que cambiar el modelo económico?
– Yo no creo que sea un problema del modelo económico. A la gente le gusta el capitalismo, pero lo que quiere y queremos es que sea más justo y más eficiente. Lamentablemente no existe otro modelo. Lo que queremos es que no se abuse de las personas, que los intereses de las deudas sean los que se tienen que pagar, pero que no se pague más de la cuenta. Que cuando vayan a un hospital, los atiendan bien. Que cuando un empresario comete dolo sea sancionado. Que cuando un político reciba dinero sea sancionado. Me parece evidente que la gente no quiere abusos y quiere soluciones para sus problemas. También creo que hemos llegado a un nivel de desenfreno que nos puede hacer perder la discusión de no más abuso.
-¿Eso lo ves en los WhatsApp que te llegan?
-Sí.
-¿Te sientes bombardeado?
-Sí y llegó un minuto en que los dejé de ver porque sentí el bombardeo de ambos lados. Tampoco prendo la televisión. Estoy cansado de eso. Lo complejo es que los empresarios son parte responsable de este modelo y si ven únicamente que existe una mala percepción de su rol y que los riesgos suben, no tienen mayores incentivos para seguir ante tanta dificultad. Yo tengo las ganas y la fuerza para seguir adelante…
-Iniciaste una presentación en Endeavor reconociendo que eres un privilegiado, ¿puedes ahondar en eso?
-La educación es crucial, yo no estaría acá sin ella (silencio). Me acabo de acordar de mi padre… Tuve la suerte de que mis padres me educaron bien, después fui a un buen colegio (The Grange School) y a una buena universidad (Universidad Católica).
-¿Sólo la educación es clave?
-La educación es fundamental y también que demos las oportunidades para que las personas surjan, es decir, practicar la meritocracia. En Chile nos gusta estar rodeados con gente de nuestro círculo, en cambio a mí me gusta la mezcla. Cuando viví en Coronel conocí la realidad de las personas que allí viven, lo que me dio otra percepción de las dificultades. Para Geomar busco personas aguerridas o que no les ha tocado fácil y que demuestran ansias de superación. Por ejemplo, tenemos una mujer en el equipo que entró a ser la práctica hace trece años recién salida de la universidad y hoy es la segunda en el área de finanzas. Pura meritocracia. La diversidad ayuda a las organizaciones a crecer y pone a prueba si eres buen o mal empresario.
Más enfocados a rentabilizar que a emprender
-Uno de tus accionistas es el fondo norteamericano Soma Capital que busca mejorar la condición humana con sus inversiones. ¿Hay algún fondo en Chile que tenga esa misma visión?
-No conozco otro fondo de inversión con esas características en Chile, eso es difícil de encontrar en nuestro país, pero se da mucho más en EE.UU.
-¿Por qué crees que no se da?
-Hemos tenido grandes empresarios que emprendieron en una situación económica compleja, invirtieron lo poco que tenían y tuvieron éxito. No puedo generalizar, pero creo que las nuevas generaciones están más enfocadas a rentabilizar esa riqueza y está bien, pero eso las hace más adversas al riesgo y no tienen la fuerza para enfrentar un emprendimiento desde cero.
-Habría pensado que el tener ya un capital consolidado, te permite arriesgar más.
-Un emprendimiento sustentable implica meterse en industrias productivas complejas donde la sustentabilidad siempre va ir en contra de la rentabilidad en una primera etapa. Por lo tanto, el proyecto tardará más en madurar. En las generaciones nuevas hay muchos que quieren emprender, pero también hay otros que tienen la suerte de tener riqueza acumulada y les falta tener esa hambre.
-Quizás les cuesta aceptar que se pueden equivocar y fracasar.
-Quizás también. Es difícil administrar riqueza y que te estén evaluando si renta o no renta en el corto plazo.