- Es una de las pocas compañías que transparenta en su balance que puede ser afectada por riesgos reputacionales como fraude o fuga de información.
- En esta transformación ha sido clave el director, Carlos Díaz, quien ingresó en 2015 al gobierno corporativo.
- Participaciones de mercado de las principales marcas de alimentos al 2016.
Publicado por La Segunda, viernes 9 de junio de 2017
Dos negocios completamente distintos dividen el alma de Fernando Larraín Peña (83 años): Larraín Vial Corredora de Bolsa y Watt’s. Y aunque en la primera ya no sigue en el directorio (desde 2016), sí se mantiene en el negocio productivo como presidente de la compañía, junto a tres de sus cinco hijos que son directores: Aníbal (53), Fernando (58) y Borja (41).
En el imaginario colectivo Watt’s es una fábrica de mermeladas, pero la verdad es que hoy sus ingresos provienen no sólo de negocios derivados de la fruta (28%), sino de los lácteos (38%), oleaginosas (21%) y vinos (13%).Cuenta con 53 marcas operativas, tan diversas como Loncoleche, Calo, Danone, Chef, Belmont, Viña Santa Carolina y Frutos del Maipo ( Participaciones de Mercado por Alimento1)
El crecimiento de Watt’s es a todas luces inorgánico, es decir, va comprando empresas de ingresos que superen los US$ 30 millones anuales con el objeto de abarcar nuevos mercados. En los últimos cinco años han adquirido Lácteos Valdivia, Frutos del Maipo y Danone (una cada 18 meses) y sus accionistas han obtenido un rendimiento de los fondos invertidos en la sociedad (ROE) que varió entre 12,5% en 2012 y 11% en 2016.
Los ingresos al cierre del año pasado rozaron los $380 mil millones, lo que implicó una baja de 1,7% respecto al año anterior, y las utilidades alcanzaron los $20.392 millones, 12,7% por debajo de 2015. En este primer trimestre, los ingresos mejoraron en 10,8% en relación a marzo de 2016, debido a que incluyen la incorporación de Danone que ocurrió en febrero de este año.
Un director clave
Su balance no arroja grandes sorpresas hasta que se llega a la administración de riesgos, donde a los habituales riesgos de mercado y financieros, se incluyen otros 15 riesgos de carácter estratégicos, operacionales, de información y cumplimiento que pueden afectar el logro del negocio. Por ejemplo, fuga de información, ser víctima de fraude, tener un producto contaminado, contingencias tributarias y perder la confianza del consumidor, entre otros. Hay muchas empresas chilenas como Carozzi, Cencosud y CCU que declaran seguir las normas COSO ERM (Enterprise Risk Management)a través de las cuales buscan mejorar el control interno y así lo declaran ante la SVS (Norma 385), pero Watt’s los ha publicado en sus estados financieros.
Uno de los impulsores de este tipo de prácticas a nivel mundial es el profesor de administración de la Universidad de Harvard, Robert Eccles, quien señala que esta información voluntaria que se transparenta a los accionistas es una forma de consolidar y discutir todas las dimensiones de un negocio en un solo lugar.
En el caso de Watt’s, donde integrantes del directorio han vivido en otras compañías crisis reputacionales, el impulso también vino del mundo académico. Tras la renuncia del socio de Consorcio, Juan Bilbao, al directorio de la compañía a fines de 2014 –a raíz de la demanda en su contra por parte de la SEC por conflicto de interés en la venta de Recalcine-, ingresó como director independiente, Carlos Díaz Vergara (54), cuatro meses después. Este profesor y director de la Escuela de Administración de la UC que se especializa en administración de riesgos ha sido crucial en los cambios, señala Rodolfo Véliz, gerente general de Watt’s. No es una simple declaración, en 2016 se creó un Comité de Asuntos Corporativos con miembros del directorio y el establecimiento de un Comité de Riegos de la Compañía a lo que se suma una gerencia de asuntos corporativos. Antes se habían contratado dos asesorías, una de Prieto y Cía, y otra de Eduardo Opazo, profesor de la UC”, agrega.
“Destinamos recursos y tiempo a este trabajo y no había razón para no publicar nuestras conclusiones. No se cubren todos los riesgos, pero se hace un esfuerzo por identificarlos, entenderlos y aminorarlos”, responde Véliz. “Si los pasos cordilleranos se cierran, es obvio que no podremos traer aceite de Argentina. Hay que ir más allá de las generalizaciones que hay detrás de la variabilidad de los precios de los commodities, por ejemplo”. Para su sorpresa, ningún inversionista ha preguntado sobre los nuevos riesgos introducidos. “Es bien desincentivador”.
Alfredo Enrione, profesor del ESE Business School, señala que es muy positivo que las empresas hagan gestión integral del riesgo y que compartan estos análisis con el mercado, como es el caso de Watt’s. Sin embargo, agrega que “sería útil comprender mejor la magnitud que asignan a estos riesgos y que expongan cómo lo abordan”.
“Todavía nos falta para eso”, reconoce Véliz. No es fácil asignarle una probabilidad a un incendio de una planta, por ejemplo, y valorizar el daño que ello provocaría. Tampoco lo es estimar el impacto que puede tener una alerta preventiva como la que hizo el Ministerio de Salud el 2 de junio sobre un lote de leche Purita de Calo que está por vencer el 24 de este mes y que prácticamente ya está todo consumido. “Estamos entrenados para detectar problemas que se producen antes de que el alimento salga de la planta. Si no estamos seguros de la calidad de un producto, no sale. Esta denuncia vino de un académico (Universidad de Biobío) y chequeamos cuándo se produjo el lote, en qué líneas, qué operadores y las contramuestras. Es un producto que está a punto de expirar, por lo tanto, está prácticamente todo consumido y nunca recibimos un reclamo, por eso nos parece extraño. La seremi certificó que todos nuestros procedimientos están en orden. Con marcas que nos hemos demorado 70 años en algunos casos construir, el cuidado de los consumidores y nuestra reputación es clave”, concluye.