- La tasa de 8% fue uno de los mayores incentivos a acogerse a este beneficio, pero también pesó la flexibilidad que fue mostrando el SII a lo largo del año, el efecto estampida, y la presión de la banca internacional, entre otros.
- Hacienda espera recoger todos los años en torno a US$ 500 millones en impuestos, gracias a los US$ 19.000 millones que se transparentaron. Ese monto no estaba contemplado originalmente en los US$ 8.500 millones calculados que captaría la Reforma Tributaria.
Publicado por El Mostrador Mercados, miércoles 6 de enero de 2016
Novecientos treinta y tres declaraciones juradas ingresaron el 30 de diciembre del año pasado. Ese fue el peak que registró el Servicio de Impuestos Internos para la ventanilla online que abrió para aquellos que quisieron regularizar el dinero o bienes que tienen en el exterior. Bastaba recorrer las oficinas de los abogados tributarios y ver las caras de trasnoche de la mayoría de ellos para darse cuenta que el trabajo era intenso en diciembre.
El total de declaraciones que se acogieron a la amnistía global que declaró por un año la Reforma Tributaria fueron 7.832, las que sumaron una recaudación de US$ 1.502 millones, bastante por encima de las estimaciones iniciales de la Dirección de Presupuesto que apostaban a recoger unos US$ 128 millones, lo que al menos debería dar para revisar en qué supuestos basaron sus cálculos que erraron tanto en su previsión.
“Es mucho; más de medio punto del PIB, que por cierto le vienen muy bien a las arcas fiscales”, sostuvo el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, al tiempo que reconocía que él había sido escéptico a la iniciativa que había impulsado el senador Juan Pablo Letelier, pero que finalmente había resultado positiva. Cuando se negoció la Reforma Tributaria, Valdés ocupaba la presidencia del Banco Estado y fue un observador de las tratativas.
La multiplicación de los panes
¿Qué hizo que cerca de US$ 19.000 millones decidieran transparentar su existencia al fisco? El primer gran aliciente fue que se fijó una tasa única de 8% para todo aquel que acreditara origen y trazabilidad de los fondos en el exterior. “Acreditar el origen inicialmente fue un punto que complicó a varios clientes porque cuando se saca la plata en una maleta, no hay forma de decir de dónde viene; y también la trazabilidad que es dar cuenta de la ruta seguida por ese dinero, lo que no era fácil porque la gente se cambia de banco y no guarda la información histórica desde el día 1”, cuenta un abogado.
Sin embargo, todos los profesionales coinciden en que el SII se fue percibiendo cada vez más relajado a medida que avanzaron los meses. Finalmente, se entendió que si el contribuyente presentaba un relato coherente y creíble, el Servicio iba a tenderle a creer sobre el origen. Algo similar ocurrió con el tema de la trazabilidad, se transmitió la idea al mercado de que el SII iba a aceptar la buena fe de la documentación que se tuviera, aunque la información tenía que tener una antigüedad de al menos cinco o siete años cuando los recursos estaban por ese período de tiempo o más. Obviamente tenían que pasar por el cedazo de la Unidad de Análisis Financiero que revisa los casos de lavado de activos.
“La gente le empezó a creer al Servicio. Se dio cuenta que presentaban los papeles y los trataban bien. Ahora, el SII debe responder a esa confianza que depositaron los contribuyentes”, dice un abogado. El organismo tiene un año para fiscalizar aquellas declaraciones que le merecen dudas en términos de credibilidad.
El segundo argumento que pesó fue la entrada en vigencia de las normas CFC (Controlled Foreign Corporation Rules) que te obligan a declarar las rentas pasivas o ganancias en el exterior cuando se generan y no cuando se retiran de la sociedad como ocurre ahora a contar de la Operación Renta 2017. Si no lo llegara a declarar, el contribuyente estaría cometiendo un delito y no sólo una infracción formal.
El efecto “estampida” también se hizo sentir a partir de octubre. Cuando comienza a crecer el número de contribuyentes que declaran que van a acogerse y las personas ven que sus amigos, socios o familiares también están dispuestos a hacerlo, los que permanecían reticentes tendieron a sumarse a la manada. “Uno de los temores es que se filtre la lista de personas que blanquearon sus platas. Siempre es grave que se filtre porque afecta la fe pública, pero si llegara a ocurrir es más grave ser un nombre en una lista de 10 nombres que ser un nombre en una lista de 7.832 contribuyentes”, argumenta un profesional.
El cuarto elemento que impulsó las declaraciones fue que los bancos suizos –se mencionan el Credit Suisse y el Deutsche Bank- advirtieron a sus clientes que tenían que regularizar su situación tributaria en Chile, en caso contrario deberían buscar otra entidad financiera donde colocar sus dineros.
Una segunda ventana
El proceso de declaraciones terminó el 31 de diciembre de 2015. Sin embargo, consultado Valdés sobre la posibilidad de reabrir un nuevo período, dijo: “Los países hacen esto una vez cada muchos años. Nosotros tenemos que decidir si lo ampliamos por dos o tres meses más. Lo vamos a decidir cuándo entremos las indicaciones que ingresaremos en el próximo par de días para la simplificación tributaria. No lo hemos decidido, pero es una posibilidad, sin duda”, comentó. Sin embargo, expresó que “eso no es lo más importante, porque tenemos la evaluación de que la gran mayoría de los capitales que se podrían adscribir a este registro lo hicieron”.
La pregunta que se está haciendo el mercado ahora es de qué manera se podrán repatriar los capitales y las normas que habrá para disolver las sociedades afuera. Esa definición están todavía esperándola, dicen. Mientras tanto, Hacienda estima que los US$ 19.000 millones que se registraron le permitirá al Fisco recaudar unos US$ 500 millones todos los años que no estaban contemplados en la Reforma Tributaria, la que aspiraba originalmente recoger US$ 8.500 millones en régimen.