- Jorge Manzi (MideUC), Carlos Vergara (Imaginaccion) y Roberto Izikson (Cadem) señalan que es imposible aventurar predicciones electorales mientras no se definan los candidatos y no se esté próximo a la elección.
- Las encuestas cara a cara tienen escasa capacidad de anticipar resultados de una elección porque su trabajo de campo dura cuatro semanas. Se buscan instrumentos alternativos, pero todavía no hay una fórmula perfecta.
- “Entrar a un edificio es prácticamente imposible. Franquear al conserje es hoy el principal desafío del encuestador. Lo mismo sucede con los condominios”, señala Izikson.
- Tras el voto voluntario, “nos va a tomar un tiempo captar bien de qué manera hay que hacer las predicciones electorales”, argumenta Vergara.
Publicado por La Segunda, martes 16 de agosto de 2016.
“En Chile no hay encuestas electorales, lo que tenemos son encuestas de opinión”, afirma tajante Roberto Izikson, gerente de asuntos públicos y comunicaciones de Cadem, como la del CEP, Cadem, Adimark, MideUC, e Imaginacción, entre otras. “El desafío de la encuesta electoral está en tratar de predecir un resultado, pero no estamos preparados para eso”.
En ello coinciden tanto Carlos Vergara, director de estudios de Imaginacción, como Jorge Manzi, director de MideUC, expertos que también participaron en esta conversación sobre “Las encuestas desafiadas por la realidad”.
Izikson continúa diciendo: “Hemos hecho creer que las encuestas de opinión pueden hacer las veces de una encuesta electoral porque hasta hace poco teníamos voto obligatorio, por lo tanto, compartíamos el mismo universo. Ambas encuestas representaban el 100% de los mayores de 18 años, aunque la electoral era un poco menos porque había gente no inscrita. Con el voto voluntario, ese escenario cambió radicalmente”.
“Y nos va a tomar un tiempo para captar bien de qué manera hay que hacer las predicciones electorales”, señala Vergara, porque se necesita identificar quién va a ir a votar y quién no lo hará con el problema de que “si el día de la elección amanece nublado, o hace mucho calor, puede ser razón suficiente para no concurrir”.
Tampoco es suficiente preguntar por el historial de votaciones del encuestado porque el número de personas que declaran haber participado en elecciones pasadas es mucho mayor que el que efectivamente lo hizo. “Este es un fenómeno internacional, la sobre declaración de haber votado fluctúa entre 5 y 10%”, contextualiza Manzi.
“Predecir hoy si ganará Lagos o Piñera es un chiste”
A la dificultad entonces de diferenciar al votante, se suma el problema de la muestra. “Si hago una encuesta de opinión entre mil y 2.500 personas, el margen de error varía entre 1,5% y un poco más de 3%. Pero cuando es una encuesta electoral de mil personas con voto voluntario, terminas quedándote con 500 casos que dicen que van a votar y los márgenes de error llegan a niveles de 4,4% o 5%, por lo tanto, los resultados se diluyen. Por ende, una encuesta electoral requiere de, por lo menos, 2 mil casos”, estima Izikson, lo que la encarece.
De acuerdo a estos expertos, una encuesta electoral, cara a cara, en Chile continental puede costar por lo bajo $12 mil (sin áreas rurales) y hasta $ 35.000 por encuestado o más. “Normalmente se deja fuera a Punta Arenas porque tomar un avión a esa ciudad para entrevistar a 20 personas es muy caro”, explica Vergara.
El otro elemento clave es la calidad del equipo de encuestadores. “Ante la presión por abaratar costos –ejemplifica Vergara-, me han propuesto que la encuesta sea realizada por militantes del partido. Eso no puede ser porque el resultado es igual a cero. La forma en que ese militante va a preguntar induce la respuesta”.
Vergara agrega que se puede intentar predecir una elección solo cuando el escenario está completamente definido y a dos meses de la decisión. “Antes es una chacota. Predecir hoy si ganará Lagos o Piñera es un chiste porque nadie sabe quiénes serán los candidatos. Es como predecir quién ganará un partido entre Unión La Calera y Colo Colo dentro de un año. Ni siquiera sé si esos dos equipos van a jugar”.
No llegan al ABC1
“En general, a la gente le gusta la encuesta en hogar, cara a cara, porque es probabilística, con selección aleatoria de la manzana, del hogar y del individuo -reconoce Izikson-. Pero las encuestas cara a cara tienen un problema: no llegan al ABC1. Todavía estamos trabajando con el censo 2002, lo que implica que muchos barrios nuevos como Chicureo no están en los mapas. Segundo, la riqueza se ha concentrado en edificios y nosotros que hacemos más de 400 mil encuestas, les podemos decir que entrar a un edificio es prácticamente imposible. Franquear al conserje es hoy el principal desafío del encuestador. Lo mismo sucede con los condominios”.
En realidad, habría que llamarlas “encuestas de casa, no de hogares”, ironiza Manzi para darle nuevamente el pase a Izikson: “Por lo tanto, las encuestas de hogares, cara a cara, tienen un sesgo socioeconómico que castiga al ABC1 de una manera muy significativa. Por eso, siempre la centroderecha obtiene menos votación en las encuestas de lo que finalmente logra. Lo mismo pasa con el segmento E, con la pobreza que se esconde en guetos, donde el encuestador no está dispuesto a entrar. En conclusión, las encuestas cara a cara terminan beneficiando a los sectores medios y hay que saber controlar estos sesgos”.
Pero Izikson va más allá cuando dice que “una encuesta cara a cara hoy, probabilística y aleatoria en todas sus etapas, no tiene capacidad de predecir resultados en Chile (…) Un trabajo de campo como el del CEP se demora cuatro semanas. ¿La persona que respondió en la semana 1contestará lo mismo en la semana 3? ¡En las elecciones pasadas, en tres semanas nos cambiaron el candidato! Para hacer mil casos te demoras, al menos, un mes. El que te diga que lo hace en menos tiempo, miente”.
Jorge Manzi reconoce que en el mundo hay mucho interés por encontrar instrumentos alternativos a la encuesta cara a cara. Incluso si se corrigiera el tema del censo, el temor o el miedo a los asaltos, llevará a “movernos hacia formatos alternativos. Sin embargo, la encuesta telefónica obliga a cuestionarios breves y opciones de respuesta muy sencillas porque la capacidad de retención de la gente es baja. El mundo ideal podría ser la encuesta web, pero hay muy poco control sobre quién responde verdaderamente, cómo lo hace y con cuánta seriedad está contestando. Creo que predominarán los paneles muestrales, formado por un grupo de personas que se mantiene en el tiempo y que permite medir el cambio de manera mucho más confiable” a los que se les pregunta periódicamente vía internet.
Lo que los tres están de acuerdo es que Chile debería tener una buena encuesta electoral. “Quizás debería ser hecha por un consorcio de universidades como ocurre en EE.UU.”, apunta Manzi. A lo que suma Izikson que “en España, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) tiene un presupuesto de US$ 8 millones de dólares al año. Es como un INE paralelo, con presupuesto independiente del Estado”.
“La memoria verbal es muy breve”
“Lo que no está estudiado en Chile es de qué manera pequeñas alteraciones en las preguntas provocan resultados distintos. Por ejemplo, si pregunto sobre los mayores problemas del país y hago una lista corta, dejando una posibilidad abierta para que la gente agregue otras opciones, las respuestas se concentrarán en la lista corta, invisibilizando los temas de la lista larga”, explica Jorge Manzi.
“Además, en una encuesta hay que dar un número pequeño de opciones porque la memoria de corto plazo no retiene más que una cantidad limitada de eventos. La memoria verbal es muy breve. Si yo escucho algo, retengo lo que puedo decir hablando rápido en 1,7 segundos”, sintetiza.
El otro problema es la secuencia de las preguntas. Lo que se pregunta antes, influye en lo que se responde después. Roberto Izikson indica que “en Plaza Pública se parte por la aprobación presidencial en nuestras encuestas para que no haya ninguna contaminación. Si preguntas por aprobación presidencial al inicio, luego introduces preguntas relativas a una coyuntura positiva o negativa y vuelves al final a preguntar respecto a la aprobación presidencial, el resultado va a cambiar porque tiene un estímulo positivo o negativo. Te puede cambiar hasta 5 puntos”.
En los estudios de comportamiento electoral, si se pregunta por los dos o tres candidatos de alta visibilidad, se opaca al resto que está en campaña, complementa Manzi. “¿Cuánto se parece el voto con la forma en que se pregunta en una encuesta? No mucho. Y lo que sabemos es que para predecir conductas, lo que se tiene que hacer es tratar que lo que se esté anticipando sea lo más cercano posible a la conducta. La mayor parte del tiempo la encuesta no tiene el formato que tiene el acto de votar”, concluye.
Satisfacción personal vs satisfacción general
¿Yo bien, los otros mal?
JORGE MANZI: El clima de opinión tiende a distorsionar las cosas. Por ejemplo, la encuesta Plaza Pública Cadem recoge semana a semana que hay una crisis de confianza y lo que se espera que se diga es que en Chile está todo mal y eso hace parecer que es así. Sorprendentemente, la gente declara en la encuesta CEP que su futuro será muy bueno el próximo año y el de su hijo tanto mejor, pero el futuro del país lo ve fatal. No puede ser que opinemos que el país va a estar mal, si todos los que fuimos encuestados suponemos que nos va a ir bien.
CARLOS VERGARA: Creo que la satisfacción global no es la suma de las satisfacciones individuales. Yo puedo estar muy satisfecho con mis hijos, mi señora y mi trabajo, pero muy deprimido por la política y la corrupción.
ROBERTO IZIKSON: La misma encuesta CEP muestra que mi nivel de satisfacción se deteriora en la medida que me alejo de mi círculo más cercano.
JORGE MANZI: En los estudios de satisfacción, si pregunto a una persona sobre su nivel de satisfacción general con la vida y después sobre su satisfacción familiar, el encuestado va a pensar que la respuesta tiene que ser distinta a lo que me dijo en la satisfacción general. En cambio, si empiezo por la satisfacción familiar y luego me voy a la general, la persona me va a contestar la pregunta general con una respuesta que resume los aspectos de satisfacción ya mencionados.
- “Si pregunto a mis alumnos cuántos creen que serán alcohólicos a los 40 años, nadie alza la mano, pero cuando pregunto cuántos creen que su mejor amigo lo será, súbitamente la levanta un 30% de la sala. Eso se llama ilusión positiva” (Jorge Manzi)
- “Lo que pasó con Chile Vamos demuestra la crisis de poder que hay en Chile. Hubo un grupo de partidos que abdicó de su capacidad de tomar decisiones y se la cedió a las encuestas”. (Roberto Izikson)
- “La encuesta es una técnica de recolección de información que tiene un conjunto de reglas. En Chile se llama encuesta incluso al acto de preguntar a tres personas. Eso es un disparate”. (Carlos Vergara)