- Más allá de la polémica que se gatilló entre los nuevos ministros de la secretaría general de la Presidencia y de Hacienda, la partida del director del SII debe ser bien pensada. Hay que darle una salida amistosa al jefe de un servicio que es clave para el Fisco.
¿En qué estaba pensando Jorge Insunza cuando dio la entrevista a la radio Sonar? Difícil saberlo, salvo que en pocos minutos logró empeorar la situación del Servicio de Impuestos Internos (SII), obligó a dar su primer golpe de autoridad al nuevo ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y terminó por reflotar una causa que a esa hora muchos daban por perdida: la permanencia de Michel Jorratt en el servicio. Al menos por unos días más.
Publicado por El Mostrador Mercados, jueves 14 de mayo de 2015.
El recién asumido ministro secretario general de la Presidencia aseguró a primera hora de la mañana, respecto al director del (SII), Michel Jorratt: “no tiene una explicación razonable y lo que no tiene una explicación razonable, no se explica (…) no está en mi campo de responsabilidades, pero doy mi opinión franca y directa y así lo haré ver en las instancias que correspondan”, refiriéndose así a las boletas que el funcionario emitió antes de 2013 cuando hacía las veces de asesor tributario a la empresa Asesorías y Negocios, del cuestionado y querellado Giorgio Martelli.
No fue la única declaración del día de este tenor, pero sonó muy mal viniendo de él. La situación obligó al ministerio de Hacienda a salir al ruedo, dos veces. La primera para marcar territorio y ordenar la casa. La segunda vez para aclarar su propia declaración. A eso de las 14:26 envió un comunicado donde indicaba: “El Servicio de Impuestos Internos es un servicio dependiente del Ministerio de Hacienda y las definiciones respecto de la continuidad de su director las toma el ministro de Hacienda”. Y dos horas después precisó: “El Servicio de Impuestos Internos es un servicio dependiente del Ministerio de Hacienda y las definiciones respecto de la continuidad de su director las adopta la Presidenta de la República, tras conocer la opinión del ministro de Hacienda. Lo mismo se aplica para todas las jefaturas de los servicios dependientes de esta cartera” (el destaque es nuestro).
Sobre el futuro de Jorratt, el comunicado indicaba que el actual director del SII “es un profesional de larga trayectoria y no hay novedades que informar respecto de su permanencia en el cargo”. Y a continuación agregaba que: “El ministro de Hacienda hace evaluaciones permanentes de los jefes de servicio”.
Más allá del traspié, la ley indica que el jefe superior del SII es nombrado por el o la Presidente de la República, siendo de “su exclusiva confianza” y será “seleccionado, nombrado y remunerado” conforme a las normas de la Ley de Alta Dirección Pública.
¿De dónde nace la confusión? Parte obedece a que en el inconsciente colectivo quedó la idea de que apenas asumió como ministro de Hacienda, Alberto Arenas, éste le pidió la renuncia al anterior director del SII, Alejandro Bür. La historia parece ser un poco distinta. Unas horas antes, un integrante del equipo de Arenas llamó al SII para preguntar cuál era el procedimiento para designar al director. La señal fue suficientemente clara. Cuando Arenas llamó a Bürr, el funcionario puso su cargo a disposición, relata una fuente.
Este episodio revela que las “formas públicas” son bien diferentes a las que se usan en el sector privado. En el aparato estatal la probabilidad de echar a un director del SII es muy baja. Sí está claro que si el ministro de Hacienda le llama para pedirle que ponga su “cargo a disposición”, el emisario está actuando en representación de la Presidente y el director del SII procederá en consecuencia.
Pero antes que esto ocurra, el primer cuidado a tener en cuenta con Jorratt es que debe ser una “partida en buenos términos”.
En primer lugar porque recién el 13 de abril fue nombrado por la propia Bachelet como director del SII a través de la Alta Dirección Pública. El golpe que significa a su prestigio profesional sacarlo del cargo a un mes de su designación es muy fuerte, por lo tanto, se le debe dar otro puesto que le morigere el golpe. Quizás algo en la OCDE, sostienen algunas fuentes. Sobre todo porque Jorratt como experto en evasión tributaria sólo puede ser contratado por el Estado o por algún gremio que requiere un estudio puntual para defenderse. “A nadie en el sector privado le pueden interesar informes sobre evasión”, explica un conocedor.
En segundo lugar, porque Jorratt cuenta con un amplio respaldo entre las organizaciones de funcionarios porque ha llevado adelante la Ley de Planta que les mejora las remuneraciones y ha puesto en marcha un plan de modernización. No es fácil entonces encontrar un reemplazante que deje tranquilo a los funcionarios.
En tercer lugar porque si bien Jorratt se caracteriza por un estilo más bien “bonachón”, los cálculos políticos no pueden olvidar que estuvo implicado en los equipos técnicos de la campaña presidencial.
La victimización del SII
Tras los dimes y diretes de hoy, la luna de miel entre los ministros recién nombrados se anduvo poniendo amarga. En los próximos días se podrá evaluar si los personajes en cuestión guardan rencores o aceptan los errores humanos.
Mientras tanto en el Servicio de Impuestos Internos se cree que el organismo fue ocupado para la pelea entre el entonces ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y su subsecretario Mahmud Aleuy que terminó con la salida del primero.
Tras el reportaje de Ciper-Chile del viernes pasado que hablaba de presiones desde Hacienda e Interior para dilatar las querellas en contra de Giorgio Martelli y Asesorías y Negocios , las sospechas de filtraciones apuntan a la subdirección jurídica, la que es liderada por Cristián Vargas, lo que llama la atención porque este funcionario es reconocido por su seriedad y disciplina. Cuando se pone sobre la mesa este criterio, los ojos se vuelven a su equipo cercano. Dicho reportaje fue desmentido tanto por el ministerio de Hacienda como por el SII.
Cuando se saca al pizarrón a fuentes bien informadas, éstas argumentan a favor del SII en el sentido de que está haciendo su trabajo. Y ponen los siguientes ejemplos para explicar las demoras:
1.- “En el caso Penta, la empresa dijo que las boletas no correspondían a servicios prestados, los prestadores de los servicios declararon que eran falsas y los gerentes hicieron lo mismo. ¿Qué hizo el Servicio? Se querelló”.
2.- “En el caso SQM, la empresa no dice que los servicios sean falsos, sino que habla de que no tiene respaldos que acrediten los gastos para producir la renta. Habla de tres tipos de gastos: a) gastos por servicios sin respaldos; b) servicios prestados, pero facturas incorrectas; c) servicios prestados que se relacionan con el negocio, pero la asesoría la prestó un sobrino o algún otro relacionado, por lo que da de baja el gasto. En este caso, el SII se fue contra los dos primeros casos. Específicamente respecto a las boletas de Martelli, la empresa señala que no está en condiciones de reunir los requisitos de respaldo”.
3.- “En el caso de Asesorías y Negocios que es la empresa de Martelli, el dueño afirma que los servicios por los que pagó se prestaron y los prestadores dicen lo mismo. Nadie ha dicho, salvo la prensa, que los servicios son falsos”.
La misma fuente sostiene que el problema de fondo es que “la gente quiere el mismo tratamiento para la empresa que declaró que el servicio no existe y para la que declaró que el servicio sí se prestó”. El paso siguiente es probar o no que la empresa de Martelli es un tongo. El lunes pasado, el SII se querelló contra Giorgio Martelli como persona natural.
Quienes miran con sospecha lo que ocurre al interior del SII, señalan que este tipo de argumento apela a una mala lógica. Aseguran que no es necesario la querella puesto que hay antecedentes suficientes que indican que hay explicaciones poco convincentes y que ante esto basta con denunciar los hechos a la justicia.
Lo que sí hay acuerdo es que la pelea la comenzó a perder el servicio cuando el fiscal Carlos Gajardo en octubre pasado hizo un punto de prensa con el objetivo expreso de señalar respecto al caso Penta que “la fiscalía ha hecho algunos hallazgos, que nos parecen pueden ser constitutivos de delitos en términos tributarios y, en virtud de lo que dispone el artículo 162 del Código Tributario, esa información ha sido puesta en conocimiento del Servicio de Impuestos Internos para que este, de manera autónoma, decida la interposición o no de denuncias o querellas”.
De ahí en adelante, quedó la sensación de que el SII actuaba más presionado por las circunstancias que convencido de los méritos de las mismas. De hecho, las querellas contravienen la historia del Servicio. En el pasado, un caso como Penta sin la arista política de por medio, habría llevado al SII a emitir un giro que es una nota de cobro, con multas e intereses. Pero la historia ya no es la misma.