- La gente “comenzará a movilizar sus recursos hacia los sectores exportables y sustitutivos de importaciones” cuando se convenza de que se trata de un ciclo largo con dólar sobre el promedio.
- “Empezaremos un proceso de normalización de la tasa, paulatino y muy prudente”.
- El mercado debe tener “la total confianza de que nos vamos a mover para que la inflación esté en torno a 3%”.
Por Francisca Garrido y Sandra Radic para La Segunda, Viernes 4 de septiembre de 2015.
Una escalera de madera ayuda a alcanzar los libros que se ubican en los estantes más altos de la biblioteca de Joaquín Vial, consejero del Banco Central. Herencia probable de Jorge Desormeaux, aunque también esa oficina fue ocupada por José de Gregorio. Ambos ya no están en el instituto emisor, pero en los últimos días no han pasado desapercibidos con sus declaraciones de preocupación respecto del curso que está la siguiendo la economía chilena.
A un día de haber publicado el Informe de Política Monetaria (IPOM), Vial tiene claro el mensaje: el Central hará lo que sea por mantener las expectativas de inflación ancladas en 3%. Subirán la tasa probablemente hacia fines de año o inicios del próximo, pero eso no implicará un freno a la actividad que más o menos se ubicará en un ritmo moderado que iría entre 2,5% y 3,5% en 2016.
-¿Cuáles son las fuerzas principales para el crecimiento del próximo año?
-Hay un soporte de la demanda interna que viene dado por el comportamiento del mercado del trabajo. El empleo está creciendo. El empleo asalariado privado está expandiéndose en torno al 2% y los salarios también, lo que si bien ayuda a sostener la demanda interna, nos preocupa por la inflación.
-¿Por qué?
– Cuando uno considera los elementos de indexación, los salarios no están desalineados respecto a su tendencia histórica, pero sí en el límite. Hasta hace unos meses crecían en torno al 7% y ahora bordean el 6,5%.
Ahí hay un soporte efectivo para la demanda interna y eso le da cierto piso al consumo. Cuando se ve el consumo durable, hay un ajuste de stocks bien importante. Por ejemplo, las importaciones de automóviles han caído fuerte. Estos ajustes deberían normalizarse. Las condiciones financieras continúan muy favorables con tasas de créditos hipotecarios muy bajas y el sector inmobiliario está con un impulso importante.
Dólar alto por un tiempo prolongado
-¿De qué manera el tipo de cambio ayuda al crecimiento?
-Debería ayudar. En una primera etapa, el alza del tipo de cambio encarece las importaciones y restringe el consumo, pero su impacto sobre las exportaciones es mas lento. No porque subió el tipo de cambio, mágicamente aparecerá la fruta de exportación en los árboles. Para que esto ocurra, la gente se tendrá que convencer de que se trata de un ciclo largo, donde el tipo de cambio real estará por encima de su promedio por un tiempo más prolongado, y comenzará a movilizar sus recursos hacia los sectores exportables y sustitutivos de importaciones que habían perdido competitividad. Eso debería comenzar a notarse el próximo año.
Este tipo de cosas es lo que le da soporte a nuestra estimación de que el próximo año el crecimiento será un poco mejor que este año.
-En otras oportunidades, el Banco Central sí ha intervenido el tipo de cambio. ¿por qué ahora que está sobre $680 no lo hace?
-El Central interviene cuando siente que el tipo de cambio está muy desalineado de sus fundamentos. Este tipo de cambio está sobre su promedio histórico, pero no está alejado de sus fundamentales porque nuestros términos de intercambio se encuentran deteriorados respecto del promedio. Entonces es natural que tengamos un tipo de cambio por encima del promedio histórico.
Estos niveles de tipo de cambio no nos preocupan. El tipo de cambio real se mantendrá en estos niveles y con una ligera tendencia a disminuir porque convergerá hacia los niveles históricos.
La credibilidad ante todo
-En el último Consejo se discutió la necesidad subir la tasa de política monetaria (TPM) y se reveló que había aprensión por cómo afectaría al mercado el sólo hecho de que trascendiera este debate. ¿Esta preocupación era política o económica?
-Era una aprensión económica sobre temas opinables. Se dudaba si valía la pena poner la opción de subir la TPM y la opinión mayoritaria del Consejo fue que sí, que era una opción válida. Era poco corriente lo que había sucedido en los últimos meses donde no teníamos opciones, pero cuando tenemos la inflación sobre la meta durante varios meses, cuando además ha habido alza de precios mayores a lo esperado, depreciaciones de la moneda y una proyección de que la convergencia seguramente tomará más tiempo, es bastante razonable pensar en subir la tasa de interés. Aunque también se acordó que éste no era el momento.
-El IPOM viene sesgado ahora hacia el tema de inflación.
-Nuestro supuesto de trabajo – no nuestro compromiso- es que la tasa de política monetaria seguirá una trayectoria similar a la que tienen los precios de los activos financieros de mercado y eso supone un alza de tasas hacia fines de año.
-¿Hacen evidente algo que el mercado ya da por descontado?
-Sí, por eso no creo que debería tener gran impacto en las tasas de interés.
-¿Cuánto puede influir el Banco Central en la inflación a través de un alza de tasas si ésta se encuentra impactada por el tipo de cambio?
-Está claro que el dólar influye de manera importante en la inflación.
-¿Se dice que cerca de tres puntos?
-No. Es difícil hacer el cálculo. Sin embargo, tenemos que dar esta señal ahora porque si bien las expectativas de inflación a 2 años siguen ancladas en 3%, llevamos mucho tiempo con una inflación sobre 4% y lo que es más delicado que la convergencia hacia ese 3% está bastante lejos en nuestro horizonte de proyección. Eso nos deja en una situación muy vulnerable.
-¿Por qué?
-Si el mercado empieza a dudar de la meta de inflación, eso se reflejará en la política de fijación de precios de las empresas, en las negociaciones colectivas, en los salarios…, y aparecen los efectos de segunda vuelta. Por eso, debemos asegurarnos de que las expectativas permanezcan ancladas y que el mercado tenga la total confianza de que nos vamos a mover para que la inflación esté en torno a 3%.
-¿Al costo que sea?
-Hay que evaluarlo, pero son costos inevitables. Si uno no se mueve y pierde credibilidad, igual van a subir las tasas de largo plazo, se complicará el manejo de las finanzas públicas y de la propia política monetaria y eso se reflejará en el dólar y en la prima de riesgo. Es como hacer trampa en el solitario.
ESTO NO ES 1998 NI 2008
“Estamos lejos de ponerle freno al crecimiento”
-¿Un alza de tasa en cuánto afecta el crecimiento?
-Los efectos no son tan mecánicos. En este momento, estamos con una inflación de 4% y las expectativas es que continuará en ese rango en los próximos meses con una tasa de interés de 3%, lo que implica que en el horizonte de un año la tasa de interés real es negativa. Eso es más expansivo que lo que teníamos hace seis meses.
Empezaremos un proceso de normalización de la tasa, paulatino y muy prudente, pero las expectativas de inflación no se pueden alejar de la meta. Cuando la gente pierde la confianza en la meta de inflación, hay que subir la tasa de interés mucho más allá de lo razonable.
-¿Se frenará el crecimiento?
-La política monetaria seguirá siendo expansiva, pero probablemente vamos a levantar un poco el pie del acelerador, pero estamos lejos de ponerle el freno. Esto no es 1998 ni mucho menos. Este es un tema de grados.
Cobre: No sabemos lo que ocurre en China y eso nos complica
“China no vive una crisis. Su economía está creciendo, no tiene bancos en quiebra ni problemas de financiamiento, está sufriendo un cambio en su estructura y modalidad de crecimiento. Ello ocurre con sistemas de información bastante más precarios que lo que estamos acostumbrados. El gran problema aquí es que no se sabe totalmente qué pasa”, advierte Joaquín Vial.
– ¿Eso sucede en el mercado del cobre?
-En 2009 colapsó la demanda de cobre en el resto del mundo, pero en China aumentó y el efecto neto fue que a nivel global el consumo finalmente se mantuvo o creció marginalmente. ¿Cuánto de eso quedó como inventario, ya sea de productos finales, en casas construidas que no se vendieron, o en productos finales que tampoco se vendieron? No lo sabemos y eso nos complica la vida porque pasó de ser un actor insignificante a transformarse en el consumidor del 40% del cobre mundial. Y eso, en estos momentos de incertidumbre, de ajustes y cambios en China, nos está pegando.
—La proyección del precio del cobre para el año próximo es de US$2,45 la libra más baja que los US$2,55 estimados para 2015. ¿Eso se debe al menor crecimiento de China (6,4%) o hay otros factores?
—Es una mezcla de distintas cosas. Este año e incluso hasta 2017 se espera que entren en producción proyectos en construcción, no sólo en Chile, sino también en Perú, algunos países de Asia y África. Habrá una oferta de cobre que seguirá creciendo, en un contexto en que la demanda está muy frenada. Ese balance es el que nos hace pensar que el precio promedio del próximo año será más bajo que éste, pero que estará por arriba del precio actual.
—Pero también se han anunciado término de operaciones.
—Las empresas mineras están siendo muy agresivas a la hora de ajustar la producción ante los menores precios. Esto podría permitir que el ciclo fuera más corto, pero lo normal es que los ajustes sean más lentos porque reducir la producción también tiene un costo.