- El SII es uno de los pocos servicios que se niega terminantemente a incluir el logotipo del gobierno en su página web porque se define como un organismo del Estado.
- Esa pelea por un ícono, defiende un principio que debería estar en la esencia de la elección de su director: el velar por los intereses del Fisco. La selección vía Alta Dirección Pública no asegura ese objetivo por sí solo.
Publicado por El Mostrador Mercados, jueves 28 de mayo de 2015.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha señalado que pronto se realizará un llamado a través de Alta Dirección Pública (ADP) para llenar el cupo de director del Servicio de Impuestos Internos (SII) que quedó vacante tras la salida de Michel Jorratt de ese organismo.
Jorratt estuvo poco más de un año como director transitorio y provisorio y la toma de razón de su designación definitiva a través de concurso público no alcanzó a salir de Contraloría cuando se le solicitó la renuncia. Su antecesor, Alejandro Bürr, quien también había sido designado por el mismo procedimiento puso su cargo a disposición cuando asumió el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, luego de que le llegaran señales evidentes de que no era apreciado. En ese cargo había sido seleccionado en diciembre de 2013.
Esa ha sido la amarga y corta vida de los directores del SII desde que se les incluyó en la lista de cargos a elección vía Alta Dirección Pública. Hay quienes sostienen que es mejor volver a la época en que dicho puesto era directamente elegido por el Presidente de la República entrante y que fue un error tratarlo como un cargo puramente técnico.
Hay otros como Javier Etcheberry que señalan que : “Es importante tener directores que tengan autonomía, experiencia y conocimiento de gestión, porque administrar impuestos es muy complejo. Entonces, poner personas que no tengan esas características, algunos de los cuales además venían de las empresas auditoras que ayudaban a las grandes empresas a administrar o a pagar menos impuestos… Ahí se partió mal”, puso en perspectiva el ex director del SII a La Segunda. Recordando también que esa tendencia se inició con Ricardo Escobar en la anterior administración de Michelle Bachelet.
Lo que nadie duda es que para ese cargo se requiere de un profesional competente en materia tributaria y de gestión. Desde esa perspectiva, incorporar este nombramiento a la ADP apunta a ese objetivo, pero le faltan ciertos pasos para completar el círculo.
1.- Unificar SII, Aduanas y Tesorería
En esferas académicas se sostiene que se debería llegar a unificar los servicios de fiscalización y recaudación tributaria en una sola dirección. No es el objetivo de corto plazo, porque la crisis del SII amerita una intervención rápida, pero debería ser la meta final.
¿Por qué es positiva la unificación? La función principal del SII es fiscalizar y aplicar los tributos. Aduanas tiene una función similar respecto de los aranceles que son los impuestos a la importación; y Tesorería se encarga de recaudar.
Una coordinación entre estos tres organismos podría terminar con la pugna entre el SII y la Tesorería por las condonaciones, pues ambos organismos tienen facultades para reducir intereses y multas, lo que lleva a los contribuyentes a arbitrar entre los organismos para obtener la mejor opción de pago. Por otra parte, las tasaciones de aduanas que inciden en el IVA a las importaciones es otra fuente de controversias. La fusión de los tres organismos evitaría la multiplicidad de interpretaciones en materias “similares”, pero relacionadas entre sí, sentencian ex funcionarios.
2.- Elección con ratificación en el Congreso
Un proceso de búsqueda de candidatos de primer nivel de Alta Dirección Pública cuesta alrededor de $15 millones y demora 85 días aproximadamente. Ya sea para una dirección unificada o para una dirección del SII, la ADP es la vía para cautelar la idoneidad técnica de los profesionales elegidos en una terna, la cual se presenta al Presidente de la República para su elección.
Sin embargo, un paso que hoy no está contemplado es someter al candidato a la votación del Congreso para su ratificación en el cargo por un período que superaría el del gobierno de turno. Muy similar a como ocurre hoy con el Contralor General de la República.
3.- Autonomía del poder presidencial
Un último cambio aventuran algunos abogados tributarios, y quizás más difícil de lograr en el plano político, es que el director del SII no sea funcionario de exclusiva confianza del Presidente de la República, sino que se independice a través de una definición por Ley de las causales para su destitución, las cuales deben tener que ver con el cumplimiento de sus funciones y obligaciones.
El SII ha ganado discusiones simbólicas, pero que lo marcan. Cada vez que hay un cambio de administración, el equipo presidencial entrante ordena que todos los servicios incorporen en sus páginas oficiales el remozado logotipo del gobierno. El SII es uno de los pocos que se niega terminantemente a incluirlo porque se define como un organismo del Estado. Esa pelea por el uso o no de un ícono, defiende un principio que también debe cruzar la búsqueda de un director que es velar por los intereses del Fisco.