- La compañía que dirige Fernando Reitich señala que tiene el flujo de fondos para hacer frente a las deudas y puede permitirse eventuales distribuciones de dividendos a sus accionistas.
- Este año le vencen pasivos por US$ 367,7 millones, la mayoría de origen bancario.
Publicado por El Mostrador Mercados, lunes 9 de marzo de 2015.
La Compañía de Aceros del Pacífico (CAP) terminó el año con una utilidad de US$ 84,7 millones millones que implica un 69% menos que lo obtenido en 2013. Sin embargo, estos números no muestran totalmente lo duro que fue el 2014 para la firma presidida por Roberto de Andraca, sobre todo a contar del segundo trimestre.
CAP tiene tres áreas de negocios: minería del hierro (CAP minería), producción de acero (CAP acero) y (CAP soluciones en aceros), que son gestionadas por Fernando Reitich a contar de octubre de 2013 cuando asumió la gerencia general para llevar a cabo un fuerte recorte de gastos debido al desplome del precio del hierro.
Basta revisar la generación de utilidades trimestre a trimestre para darse cuenta lo presionada que estuvo la empresa. En el primer cuarto de 2014, las ganancias después de impuestos cayeron 38,9% contra igual período de 2013, en el segundo cuarto éstas se hundieron 54,9%, pero donde ya la situación se volvió álgida fue en el tercer trimestre cuando las utilidades se restringieron en 93,5% inscribiendo solamente US$ 5,6 millones. Algo se alivió la baja en el cuarto trimestre, pues la empresa anotó un declive de 86,2% con apenas US$9,7 millones registrados en la última línea de ese último período del año.
La pregunta que se hacía el mercado era si la empresa iba a poder cumplir con sus obligaciones financieras y tanto el análisis razonado como las notas de los estados financieros apuntan a despejar la incertidumbre.
Los analistas estaban divididos a inicios de año. Mientras Citigroup indicaba que “el principal problema para CAP será hacer frente a sus compromisos de deuda” y pronosticaba una renegociación de covenants durante 2015; el informe del 30 de enero de Standard&Poors que le bajó el rating a “BB+” reconocía que tenía un amplio espacio para cumplir sus covenants en el mercado doméstico.
A la luz de la información entregada por CAP el viernes pasado, este año no debería tener mayor problema para pagar los US$ 367,7 millones que le vencen, US$ 322,9 millones de los cuales corresponde a deuda bancaria, ya que terminó con un saldo de caja a diciembre de 2014 de US$ 384 millones, cifra 12,7% mayor que en 2013.
Pese a que evidencia un deterioro, CAP sigue manteniendo sus indicadores financieros por sobre los límites exigidos en sus contratos de deuda. Por ejemplo, la cobertura de gastos financieros netos, cuya fórmula de cálculo es: Ebitda últimos 12 meses/(gastos financieros últimos 12 meses-ingresos financieros últimos 12 meses); se encuentra en 5,25 veces a diciembre de 2014, por encima de las 2,5 veces exigidas en los contratos de deuda. Sin embargo, a diciembre de 2013 mostraba un nivel de 22,66 veces.
Otro caso es el del endeudamiento financiero neto a Ebitda o Leverage Ratio que se calcula a partir del endeudamiento financiero neto/Ebitda últimos 12 meses, el cual se encuentra a diciembre en 2,36 veces, siendo que se le exige que sea igual o menor a 4 veces. Un límite que se ve bajo, pero que al cierre de 2013 estaba en 0,84 veces.
“La sociedad estima que la generación de flujos de fondos para hacer frente a las obligaciones financieras es suficiente, permitiendo eventuales distribuciones de dividendos a sus accionistas”, señala en las notas a sus estados financieros. Hasta ahora ha repartido el 50% de sus utilidades, siendo sus accionistas principales Invercap (31,32%) y Mitsubishi Corporation (19,27%).
Los resultados de CAP eran esperados por el mercado, ya que la acción ha estado sometida a fuertes olas de compra y venta. El viernes cerró en $2.599,30, levemente por debajo de la jornada anterior. Pero esa baja oscilación no ha sido la tónica de los últimos seis meses del año. En septiembre los papeles se transaban a $7.000, en enero llegó a un piso de $1.552, no pasaron quince días y se empinaron a $3.500 para volver a alojarse en torno a los $2.500. Con alzas que superaban los dos dígitos en un día, la Superintendencia de Valores envió un oficio a la compañía requiriendo información y ésta contestó que no había razón alguna para variaciones de este calibre.
Hay un párrafo de la carta que el presidente de CAP, Roberto de Andraca, envió en respuesta al oficio de la SVS en febrero, que vale la pena recordar: “En el último tiempo varias asesoras de inversión han efectuado pronósticos del precio del hierro a la baja y, como consecuencia de ello, proyectan en forma totalmente independiente y sin comunicación alguna con la compañía, escenarios como el incumplimiento de covenants, renegociaciones de deuda e incluso la venta de activos”. La pregunta que queda sin contestar es por qué dicha comunicación no se produjo y quién es el responsable.
Un mercado muy complicado
La dificultad para analizar la empresa aumenta no sólo por su exposición al precio del hierro y del acero, sino porque sus políticas comerciales y los costos también han cambiado en el último año, lo que confunde más al mercado.
En el análisis razonado, el grupo sostiene que si se aplica “a los niveles de producción y despachos registrados durante el período, un incremento o disminución de un 10% en el precio promedio del hierro, hubieran aumentado o disminuido los ingresos del grupo en US$ 77,9 millones”. En cuanto al acero se estima que una baja o un alza en el precio promedio de 10% en el mismo período hubiera significado US$ 63,0 millones más o menos.
El precio promedio alcanzado por CMP al finalizar 2014 se redujo un 34,8% a US$ 75 por tonelada métrica del precio promedio de US$ 115,2 a diciembre de 2013. Sin embargo, si en 2013 el 18% de los despachos eran pellets, éstos durante 2014 se redujeron a 14% porque aumentaron los “pellets feed” que son de más alta ley. Al tiempo que se incrementaron los embarques al extranjero en 7,2% y disminuyeron las asignaciones locales. Raya para la suma, CAP Minería vendió US$ 942 millones en 2014, es decir, 34,1% menos que el ejercicio anterior y obtuvo una utilidad de US$ 113,2 millones contra US$ 482 millones del 2013.
Asimismo, anunció que pese a la puesta en marcha de un proyecto “greenfield” de la envergadura de Cerro Negro Norte, logró “disminuir el costo de caja promedio (calculado como Costo de Venta menos la Depreciación y Amortización) de US$ 57,4 por tonelada en 2013 a US$ 49,2 en 2014”.
En términos de dependencia, el 21,36% de los ingresos de CAP Minería está representado por Deutsche Bank AG, siendo seguido por Prosperity Steel United Singapore (12,4%). Dentro de las ventas totales del grupo CAP, estos dos clientes representan el 8,15% y 4,75% de los ingresos.
Los tiempos han sido más difíciles aún para CAP Aceros que si bien logró disminuir sus pérdidas desde los US$ 117 millones en 2013 a US$ 27,8 millones en 2014, eso ha sido a costa de reorientar su producción en un 100% a la fabricación de productos largos. El precio promedio al cuatro trimestre del año pasado alcanzó US$ 669,5 por tonelada métrica, lo que implica 7,6% menos que el precio de US$ 724,5 alcanzado al cuarto trimestre de 2013.
CAP Aceros tiene como clientes principales a la Compañía Siderúrgica Huachipato que representa el 12,38% de los ingresos y Moly-Cop Chile S.A. que equivale al 53,05% de los ingresos. Para el grupo CAP, ambas representan el 1,74% y 2,57% de las ventas, respectivamente.
Las demás empresas del grupo generaron una utilidad de US$ 52 millones, bastante menor que los US$ 179 millones logrados al cierre de 2013.