- Quien hasta el 11 de mayo controló las cifras de la economía y el programa económico ha visto que su poder se desmoronó en semanas.
- Quedan pocos que hablan bien de su pasada por Teatinos 120, menos de su capacidad como macroeconomista.
- “Arenas sabía de presupuesto y de pensiones, pero muy poco de economía”, se sentencia hoy.
El seminario de la Cepal se llamaba “Brechas de género en el sistema financiero” y la distancia entre la presidenta Michelle Bachelet y su ex ministro de Hacienda, Alberto Arenas, fue evidente. El no se acercó a saludarla y ella le hizo un gesto de lejos. Ambos quedaron sentados en extremos opuestos del salón, describe una nota de Economía y Negocios del 3 de julio.
Publicado por El Mostrador Mercados, Jueves 9 de julio de 2015.
Quien hasta el 11 de mayo controló las cifras de la economía y el programa económico ha visto como su poder se desmoronó en semanas. Quedan pocos que hablan bien de su pasada por el ministerio de Hacienda, menos de su capacidad como macroeconomista. “Arenas sabía de presupuesto y de pensiones, pero muy poco de macroeconomía”, se sentencia hoy.
El lunes se constató esto en la Comisión Mixta en el Congreso. Si el presupuesto de 2015 había sido elaborado bajo la premisa de que Chile crecería 3,6% y que el déficit fiscal se alojaría en torno a 1,9% del PIB, el nuevo ministro Rodrigo Valdés tuvo que indicar que a lo más creceríamos 2,5% y de sus guarismos se desprendió que el déficit fiscal en realidad llegaba a 3% y que se estarían recaudando US$ 660 millones menos de lo pensado, concluyó El Mercurio ayer.
Sin embargo, durante el año pasado, en la Nueva Mayoría fueron contados con las manos los que se atrevieron a discutirle con fuerza sus proyecciones. Arenas manejaba la agenda, asignaba los cargos, controlaba al Congreso, fragmentaba la información y blufeaba con tal de conseguir el cumplimiento del programa. Porque si algo hay que reconocerle al ex ocupante de Teatinos 120 es que su norte fue claro y preciso: cumplir el programa de gobierno que él había ordenado diseñar a contar de 2012.
Eso obligó al Banco Central a realizar más de una intervención pública llamando a llegar a acuerdos, sobre todo cuando el clima estaba erizado por la reforma tributaria, y a tratar de resaltar el vaso medio lleno de la economía. Sin embargo, no podía evitar ver con preocupación cómo la inversión caía abruptamente que ya acumula 7 trimestres de baja, lo que hizo que la economía apenas creciera 1,9% en 2014 y que para este año se vea sólo levemente mejor. Resultaba obvio que la mirada de la mayoría de los consejeros cuando escuchaban a Arenas era de absoluto escepticismo.
Para no creerlo
Uno de los antecedentes que siempre se han dado es que Nicolás Eyzaguirre puso a Alberto Arenas en el directorio de Canal 13. Lo que resulta difícil de creer es que éste nunca le permitió a Eyzaguirre participar en el proceso de elaboración del programa. Una fuente cercana al ex ministro de Educación afirma que incluso cuando Eyzaguirre salió de Canal 13 –en agosto de 2013- estuvo “tomando cafés y dando vueltas por ahí durante varios meses porque Arenas no le dio la pasada”.
Ya en el ministerio de Educación, Nicolás Eyzaguirre, comenzó a tener problemas serios. La marcha de la economía se trababa y los números que los modelos arrojaban no daban. Las reformas que le habían encomendado no se iban a financiar y eso fue lo que comenzó a llegar a oídos de la Presidenta Bachelet.
Pero no fue lo único sobre lo que había dudas. También hoy se cuestiona la idea de construir 4.500 salas cunas entre 2014 y 2018 que habría sido un número sacado de la calculadora de Arenas, aunque no existe claridad de que se pueda llenar esa oferta.
Pero quizás Arenas habría podido sobrevivir un buen tiempo más, si no hubiera sido por la caída de Rodrigo Peñailillo. El ministro del Interior que había hecho dupla con Arenas en el período de precampaña para construir los fundamentos de la “revolución democrática” cargó con la responsabilidad de haber mal asesorado a la mandataria en el caso Caval que le costó a ésta una grave crisis de legitimidad, de la cual todavía no se recupera.
“Ambos, Peñailillo y Arenas, eran una dupla. Caía uno y caía el otro”, sostuvo un militante del PS, debido a que ambos habían sido los gestores de la precampaña y fueron quienes moldearon los contenidos del programa de Gobierno a imagen y semejanza de las demandas sociales.
Tras las declaraciones de Michel Jorratt, el ex director del SII, y de Giorgio Martelli, quien actuó como el administrador de los recursos que recaudaba Jorge Rosenblut entre las empresas como SQM, Endesa y del grupo Angelini, entre otras, queda medianamente claro que Arenas es parte importante de este engranaje al igual que Rodrigo Peñailillo y que lo van a la llamar a declarar al Ministerio Público.
Lo que queda al final del día es desilusión. Quienes creían que los malos estaban en la derecha y el sector privado, ahora se dan cuenta que también está en los cimientos de la Nueva Mayoría que acepta dinero no importa su origen ni a costa de qué favores implique a posteriori pagar. Desilusión también porque hay economistas, académicos, dirigentes y personas que de buena fe trabajaron en un programa de gobierno que creyeron participativo, pero que hoy sienten que fueron parte de un guión que estaba escrito hacía tiempo.
Con el traslado de Eyzaguirre a La Moneda debido a su nombramiento como ministro general de la Presidencia, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, debería recibir una ayuda adicional en su labor de revisar los proyectos no sólo desde lo políticamente posible, sino desde lo económicamente financiable.
Ya los partidos de la Nueva Mayoría están acoplándose al nuevo sentido de la corriente gobernante e incluso algunos hacen llamados a la cordura en el gasto. También resulta revelador que los que hasta ahora estaban excluidos de las listas oficiales comienzan nuevamente a ser incorporados en el protocolo de La Moneda como el ex precandidato presidencial, Andrés Velasco, mientras que son otros los que ahora les toca sufrir el frío de Siberia.