- Si bien, los indicadores de robo al interior de las tiendas están en los promedios mundiales, eso se logra a costa de tener un número de guardias desproporcionado. “Qué cosa más fome” que estar parado en una puerta vigilando, comenta el CEO de Falabella.
Publicado por El Mostrador Mercados, viernes 25 de abril de 2014.
Sandro Solari se ve un poco extraño en el ambiente del seminario de la OCDE y BID sobre productividad y crecimiento. El CEO de Falabella tiene un modo suave y más bien tímido, pero a medida que avanza en su discurso va revelando una serie de reflexiones que dan cuenta de alguien que pretende cambiar la forma de relacionarse con sus trabajadores.
Solari estuvo ocho años a cargo de Sodimac y en 2012 asumió la gerencia de Falabella desde donde lidera las distintas empresas del holding (Falabella, CMR Falabella, Banco Falabella, Sodimac, y supermercados Tottus, entre otros). El conglomerado tiene presencia en Chile, Perú, Colombia, Argentina y Brasil y emplea a 105 mil personas.
En primer lugar, Solari enarbola el concepto de “coproductividad”, es decir, que la empresa esté alineada al trabajador y no enfrentada a él. En seguida, señala que una de las restricciones mayores a la productividad se encuentra en que la educación está desconectada del sistema productivo. “Cada vez que Falabella abre una tienda en una ciudad, necesita trescientos empleados para hacerla partir, pero nos encontramos que un porcentaje alto no maneja las cuatro operaciones matemáticas claves”.
Si bien los indicadores de robo al interior de las tiendas están en los promedios mundiales, eso se logra a costa de tener un número de guardias desproporcionado. “Qué cosa más fome” que estar parado en una puerta vigilando, añade.
Y eso lo lleva a afirmar que se necesitan procesos bien hechos y a escala humana. “El lay out de una tienda (plano de distribución) es vital porque permite ocupar de la mejor manera al personal. Si se tiene una puerta y no cuatro”, sólo se requiere un control de salida e ingreso, lo que permite ocupar a más personas en actividades más gratificantes.
Pero ahí se topa con las rigideces del sistema laboral o de los propios sindicatos que miran con reparos la “polifuncionalidad”, es decir, tener la capacidad de destinar a una misma persona a distintas labores. Solari relata que usualmente en los días de lluvia disminuye el flujo de público, entonces hay una gran cantidad de vendedores “aburridos” en sala, cuando podrían estar haciendo otras tareas.
También hace ver que una buena opción podría ser contar con una bolsa de horas por trabajador que se pudiera distribuir durante el año, con el objeto de tener refuerzos cuando se produjera la mayor demanda de personal. Ahora hay que entrenar personal cada vez que afrontan esa mayor actividad y luego se produce el despido cuando ésta cae.
Debido a estas rigideces, Falabella está invirtiendo US$ 1.000 millones en logística para venta on-line y sistema de “self check out”, es decir, que cada cliente se atienda a sí mismo en su paso por la caja. Una de las razones para esta fuerte inversión es que deben sustituir mano de obra por capital, pues ésta es escasa y cada vez más cara. “Los salarios han crecido más que las ventas en Chile. La minería se llevó a mucha gente” y ha sido difícil enfrentar ese fenómeno.
Solari termina su discurso, volviendo al ejemplo del guardia. “Ser guardia es muy fome. Es mejor destinar al trabajador a labores donde se sienta más feliz y que la tecnología se haga cargo de los trabajos aburridos”.