- Así lo dejaron entrever ante los estudiantes de economía de la Universidad de Chile. El economista “rockstar” dijo que, en Chile, el peso tributario es relativamente bajo y que si se aumentan los impuestos para invertir en el futuro es beneficioso. El ejecutivo del FMI dijo que Chile debe resolver la redistribución.
Publicado por El Mostrador Mercados, viernes 7 de marzo de 2014.
Los vientos del FMI soplan a favor del nuevo equipo económico, encabezado por Alberto Arenas. Al menos, eso es lo que se dejó entrever durante un encuentro ante estudiantes de economía y negocios de la Universidad de Chile, protagonizado nada menos que por Nouriel Roubini –conocido como Mister Calamidad y director de Roubini Global Economics– y David Lipton, primer subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional.
Contra todo pronóstico, Roubini señaló que “en Chile, el peso tributario es relativamente bajo. Si se aumentan los impuestos para invertir en el futuro, como es el caso de la educación, en infraestructura y energía más barata a través de inversión pública, es beneficioso”. Agregó que obviamente el sector privado puede sentir un ambiente menos confortable, pero la inversión en infraestructura terminará por aumentar la productividad y eso es positivo. Puntualizó que hay que mantener un ambiente proclive a los negocios, también.
Para Lipton, es imperativo que Chile resuelva el problema de la redistribución: “La inequidad daña el crecimiento”. Destacó que el desafío es crear una economía que les dé oportunidades a todos. “Esta generación de chilenos va a tener mejores oportunidades económicas que la generación anterior, pero se debe resolver la redistribución”, dijo el ejecutivo del FMI.
Roubini resaltó la fortaleza de la economía chilena y los balances macroeconómicos. “Es importante que el crecimiento sea inclusivo y ofrezca oportunidades para todos”, dijo el economista “rockstar”. En una conversación por separado, agregó que el gobierno tiene también que cuidar la mantención de un buen clima de inversión para el sector privado.
Tanto Lipton como Roubini están realizando una gira por América Latina para reunirse con estudiantes de la región y tratar de intercambiar puntos de vista con miras al encuentro anual del FMI que se realizará en Lima, en mayo del próximo año. De hecho, venían de encuentros similares en México y Perú.
Roubini, quien nació en Turquía, se crió en Italia y terminó su educación en Estados Unidos, saltó a la fama cuando el mercado reconoció que había estado acertado a la hora de vaticinar en 2005 que vendría una crisis subprime. De allí en adelante, “Mister Calamidad” se ganó el respeto del mundo financiero y de los gobiernos. ¿Por qué su interés en los estudiantes? “La gente joven es el capital humano del crecimiento futuro del país”, explicó.
Si bien parte importante de la conferencia se centró en la fuerte dependencia de la economía al cobre, Lipton indicó que “hay posibilidades de que los commodities se recuperen. Por tanto, el nuevo gobierno debe mantener su flexibilidad y propender a una economía más inclusiva y con más oportunidades”. Afirmó que si hacen las inversiones que deben hacer, podrán mantenerse arriba en el crecimiento.
En el mismo sentido, Roubini señaló que se debe gobernar con un ojo en el presente y el otro en el futuro. “Hay consenso de que los gobiernos deben moverse hacia reformas que entreguen buenos servicios, educación, seguridad social, pensiones para los pobres y oportunidades. Deben reducir la desigualdad y el sector público tiene que jugar un rol en aumentar las oportunidades”, sentenció.
Los estudiantes se mostraron preocupados por la educación, la desigualdad y la redistribución de la riqueza, a lo que Lipton respondió que esta sensación es generalizada. Explicó que el FMI está preocupado por el crecimiento económico y la estabilidad financiera, pero ese es sólo uno de los ejes de análisis. Otro eje es la redistribución, es decir, tomar el dinero de un grupo y dárselo a otro. “Estamos mirando en esa dirección: qué hay que distribuir y cómo distribuirlo”.
El director del FMI señaló que “el ambiente de estabilidad social está cambiando. Hemos visto un aumento del consumo de energía y las externalidades que la contaminación produce, por ejemplo, sobre la salud. Estas externalidades son un peso para las sociedades y los países deben autoexigirse más a la hora de solucionar sus problemas de energía”.
Pero ¿cómo solucionar la tensión que hay entre el sector público y el privado en este tema de energía?, se le preguntó a Roubini, quien contestó que las democracias toman sus propias decisiones y deben arbitrar entre los intereses medioambientales y la energía. Reconoció que hay resistencia a asumir la hidroelectricidad, pero “el carbón es más contaminante que el agua. Las líneas de transmisión efectivamente echan a perder escenarios prístinos. Desechar la hidroelectricidad y las líneas de transmisión, implica optar por energías más contaminantes”. Luego, en una entrevista separada, Roubini dijo que HydroAysén era la mejor opción, pero que era políticamente complicada.
Ninguno de los dos interlocutores se mostró preocupado por la marcha de la economía. “Tienen una política fiscal fuerte, baja inflación… si la economía se desacelera más, hay espacio para flexibilizar la política fiscal todavía más ” y el Banco Central posee las herramientas para tener una política monetaria más expansiva.