Para Zareen, una mujer de 47 años, que vive cerca de Bangalore en India, la palabra “microcrédito” le evoca los tiempos en que tuvo que vender su propia sangre y todo lo que tenía para poder repagar los préstamos que ella había tomado con una compañía local de micropréstamos. Así comienza este reportaje de IBTimes que plantea dudas sobre un sistema que se creía positivo para aquellas economías que viven en la miseria.
Los episodios más traumáticos se registraron en 2010 cuando se produjo una crisis del sistema microfinanciero en la India, que indujo al suicidio a 70 personas en Andhra Pradesh. Estaban atrapados por los microprestamistas.
El microcrédito consiste en darle a personas pobres, principalmente mujeres, un pequeño préstamo para que comiencen un negocio y puedan salir así de la miseria. El sistema es avalado por organizaciones internacionales, siendo su principal impulsor Muhammad Yunus, quien ganó el Premio Nóbel de la Paz por esta iniciativa en Bangladesh.
Aunque India es el país donde más se ha estudiado sobre la crisis del micropréstamo, también Bosnia, Bolivia, Marruecos y Pakistán han sufrido verdaderas burbujas que provocan inestabilidad social.
Como había una sobreoferta de créditos, las agencias de microcréditos se volvieron menos selectivas acerca de sus deudores y comenzaron a darle crédito a personas que usaron el dinero en actividades inproductivas, como compra de televisores, o para pagar otros préstamos. Estos préstamos se hacían a tasas usureras, más altas que las que tradicionalmente se habían usado.
Pero hay experiencias positivas como en Perú, donde la Superintendencia de Bancos, Seguros y AFP ha creado un mercado competitivo que es seguido con atención por el regulados.
Leer el artículo en International Business Times, martes 17 de diciembre de 2013.