Latam: cuando las ganas de volar cuestan caro al inversionista

  •  El dato que nunca ingresa en la planilla Excel cuando se analiza una empresa es el factor humano. Quizás una de las razones para que esta compañía no repunte es que todavía no logra dar con el equipo de alto rendimiento que tenga la mística y la lealtad para hacerla despegar.
  • Los hermanos Amaro están lejos de gozar de la influencia en Brasil, que tienen los Cueto en Chile. El padre de Claudia y Mauricio Amaro, era el héroe de esta historia.

Algo no alcanza a cuajar en Latam Airlines S.A. La línea aérea que formaron las familias Cueto y Amaro se ha transformado en un buque difícil de maniobrar y el mar en que navega tampoco le acompaña.

Una de las últimas noticias provino del vicepresidente senior de finanzas, Andrés Osorio, quien dijo que tomaría otros tres años recuperar el grado de inversión y volver a los márgenes de retorno de ganancias previos a la fusión de Lan con Tam.

El ejecutivo simplemente chuteó para adelante una de las tantas promesas que la compañía no ha podido cumplir desde que se cristalizó la fusión en junio de 2012. En esa oportunidad perdieron el grado de inversión (BBB) debido al peso muerto de Tam, pero los controladores tenían fe en que tras un aumento de capital y con la mejora en las operaciones que le generarían flujo de caja en el mediano y largo plazo, podrían recuperarlo el 2015 o 2016. Los inversionistas apoyaron el incremento de US$ 1.000 millones a fines del año pasado, pero la meta de lograr una reclasificación se aplazó para 2017.

La caída en el precio de la acción de la aerolínea da cuenta de eso: hoy se transa en torno a los $6.600, muy lejos del precio que alcanzó a fines de 2010 cuando Lan se empinaba a los $15.100 movida por la épica de la fusión.

Mientras tanto los cambios gerenciales continúan y da la impresión de que Enrique e Ignacio Cueto tratan de encontrar a los entrenadores adecuados para darle tonicidad muscular a las diferentes áreas de esta compañía. El último de estos enroques se produjo en la gerencia general de Lan que se encarga de la operación y comercialización en el país de las líneas aéreas Tam y Lan. El elegido fue Gonzalo Undurraga, quien reemplaza a Enrique Elsaca.

Publicado por El Mostrador Mercados, viernes 24 de octubre de 2014.

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El silencioso arte de saber escuchar

El silencio vale oro: el fundador de Intuit, Scott Cook, dice que ha aprendido los beneficios de detener la lengua y esperar que otros revelen sus pensamientos.

Este artículo publicado hoy por Financial Times apunta al valor de saber escuchar a los demás. Indica que Scott Cook gasta gran parte de su tiempo haciendo coaching y mentorías a sus colegas al tiempo que supervisa su producto Intuit, el software financiero que él creo. Pero su mayor contribución al negocio es saber cuándo mantenerse en silencio. “Antes yo saltaba a la discusión tempranamente, ahora yo mantengo detenida mi lengua. Dejo que hablen  aquéllos que viven mi producto todos los días , así les puedo escuchar”.

“La habilidad más devaluada y subdesarrollada en los negocios” es saber escuchar antes de hablar, señala Jeff Imelt, CEO de General Electric.

Un estudio de la Escuela de Negocios de Columbia, publicado en 2012, encontró que las personas con más capacidad de persuasión son aquellos que tienen la habilidad de escuchar. Aunque muchos empresarios luchan por escuchar, entre más séniors sean,  el efecto puede llegar a ser peor. El profesor emérito de la Escuela de Negocios de Harvard, James Heskett, dice: “Aunque el líder sea un buen oidor, no escuchará mucho, porque la gente mira (al jefe) y lo trata de emular”.

“Tendemos a encontrar explicaciones que van en línea con nuestras creencias lo que hace que nuestros errores persistan en vez de aceptar la confrontación (de nuestras percepciones”, dice Cook.

Una vía para atacar la tentación de escuchar selectivamente es explorar cualquier contradicción. Cook señala que ahora saborea las sorpresas y que el sentido común sobre el mundo puede estar contando sólo la mitad de una historia.

Sheryl Connely, que maneja la división de tendencias de consumo de Ford, escribe las opiniones con las cuales está en desacuerdo. Algunas veces incluso las ilustra para capturar el sentimiento que subyace a ellas.

Ser un buen oidor se vuelve más difícil a medida que los ejecutivos toman mayores roles. Uno de los problemas es que nadie les dice que quizás no quieran escuchar. Otro es puramente sicológico: entre los 45 y 65 años, la edad en que los ejecutivos ocupan cargos directivos,  se pierde la capacidad de oír. En general deben hacer un esfuerzo mayor en seguir las discusiones en detrimento de la capacidad cognitiva, dice David McAlpine, un neuro-científico de la University College London.

Una técnica es usar Skype o video-conferencias que resultan ser menos cansadoras que un teléfono porque se pueden ver los labios de las personas y hacer contacto visual, lo que hace más fácil seguir el relato. Asimismo, resulta contraproducente leer al mismo tiempo que se escucha porque divide los recursos del cerebro. “Si usted está leyendo, no está escuchando (efectivamente”. Lo que no se aconseja es usar audífonos porque por alguna razón se lo ve como una desventaja.

El otro problema que enfrenta el líder es la reticencia  del subordinado a hablar abiertamente. Ellos no quieren aparecer como insubordinados, por lo tanto, el jefe domina la conversación. Una de las fórmulas es dejar de hacer preguntas para probar a la gente antes de dar la propia visión.

Las organizaciones que logran realzar su capacidad de escuchar son las que encuentran caminos para aglutinar a las personas. El diseño de espacios sociales en los lugares de trabajo para estimular las conversaciones informales , pueden traer consigo dividendos inesperados.

Publicado por Financial Times, martes 21 de octubre de 2014.