El número de contagiados por coronavirus crece en la Región Metropolitana y la presión se va sintiendo incluso en institutos dedicados exclusivamente al tratamiento oncológico como es la Fundación Arturo López Pérez (FALP).
Las alarmas se encendieron cuando uno de sus pacientes dio positivo en el sur. De esto, conversamos durante diez días con el hematólogo Raimundo Gazitúa, quien coordina el proyecto de plasma convaleciente que llevan once centros de salud. Este artículo es el tercero de una serie de cinco que se publica en el diario La Segunda.
“Estoy en cuarentena. No he salido ni a la reja. Apenas saqué la basura.
La primera semana de cuarentena en la Región Metropolitana sólo produjimos ¡30 plasmas! Hicimos una reunión de emergencia y sinceramos nuestra capacidad de producción de plasma. Podíamos realizar 25 aféresis diarias en el mejor de los casos. La Carolina Selman se movió por todos lados.
Conseguimos más máquinas de aféresis -las que separan los componentes de la sangre-, más tecnólogos médicos y más insumos para producir plasma. Hay algunas importaciones de reactivos para coronavirus que han demorado hasta tres semanas en llegar. Algunos centros se vieron complicados por la falta de personal.