No muchas veces se oye a un economista hablar de la importancia de tener una buena historia que contar. Ese fue uno de los aspectos que Ricardo Caballero enfatizó durante el seminario del grupo Security.
Y hay ejemplos cercanos en la región. Uno de ellos es México que si bien sus números macroeconómicos están lejos de lo que se esperaría a la luz del interés que genera entre los inversionistas, la gran diferencia con otros países es que tiene un buen cuento basado en la promesa de reformas estructurales que hizo volar la imaginación del sector privado.
“Los empresarios y los inversionistas quieren oír una buena historia e incluso necesitan engañarse un poco para tirarse a la piscina”, señaló Caballero. La tesis que levantó este director del World Economic Laboratory del MIT, ocurre justo en los momentos en que la economía chilena se desacelera debido a una caída de la inversión y las autoridades no logran reencantar al sector privado. Aunque no es su especialidad, Caballero les estaba diciendo que había que preocuparse de la estrategia comunicacional, sin hacerlo explícitamente. Lo que en otro tiempo, Pablo Longueira llamó “relato”.
Junto con señalar que no hay mucha competencia para buenos sueños en la esfera internacional, dijo que “en Chile hemos subestimado lo importante que fue este factor en el crecimiento del país. El poder contar una buena historia es lo que no podemos perder”.
En otro momento de su presentación estimó que Estados Unidos está creciendo, pero que “los efectos negativos de la incertidumbre política y económica han sido perniciosos y no ha atraído a nuevos soñadores”. A la vez que afirmó que las políticas “anti-miedo” funcionaron en Europa y las noticias desde China son buenas porque logró estabilizar la economía.
Con humor señaló que “el problema de China es que lleva su propia contabilidad…, pero lo bueno es que los chinos mienten de manera equilibrada para los dos lados. No como nuestros vecinos que mienten sólo para un lado”.
No vio mayores problemas en la desaceleración de China para los países dependientes de los commodities, puesto que aunque creciera a 4% es una economía que es bastante más grande que cuando alcanzaba una expansión de 2 dígitos.