El domingo 24 de mayo, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo públicamente lo que pensaba sobre el plasma convaleciente. En su conferencia habitual señaló “no hay evidencia cierta de que sea una terapia que contribuye al manejo de los pacientes más graves y lo que es completamente cierto es que es un tipo de tratamiento extraordinariamente riesgoso porque efectivamente estamos usando plasma de una persona que ha tenido una infección por Covid, que puede tener otras enfermedades”.
Los celulares de los encargados del proyecto que reúne a once centros de salud se llenaron de WhatsApp. No fue una tarde tranquila para ninguno, tampoco para el hematólogo Raimundo Gazitúa de la Fundación Arturo Lóperez Pérez (FALP), quien es el coordinador de la iniciativa. Ese día hablamos corto y los días siguientes siguieron habiendo réplicas.
“Fue difícil. Era domingo, quería ver alguna serie en Netflix, estar tranquilo y salió el ministro Jaime Mañalich en la tele, diciendo que el plasma convaleciente es riesgoso. No puedo entender por qué lo hizo. Por suerte, en el proyecto hay gente con más experiencia que yo y puso paños fríos. Igual es complicado, te llaman los medios y hay que pensar qué decir y qué no. Lo bueno es que otros salieron a defendernos por redes sociales. Algunos intensivistas dijeron que las transfusiones son seguras. Nos llamaron de la comisión de Salud del Senado y nos fue bien allí. La Luzmita, mi polola, me ayuda a enfocarme, mi foco es producir plasma.
Claro que somos un tratamiento experimental. Claro que no sabemos si da o no resultados el transfundir con plasma convaleciente a un paciente enfermo de Covid, pero de ahí a decir que no es seguro. ¡Ese es otro cuento!¿Nos quedamos de brazos cruzados?
Yo le tengo fe a la investigación que está haciendo la Católica. Tiene una metodología muy fina que va a responder las preguntas que nosotros no podemos responder ahora. Ellos están investigando en 58 pacientes Covid si sirve o no aplicar plasma convaleciente de manera precoz, en los primeros 7 días. Van a transfundirle a un grupo y a otro grupo no. Nuestro aporte es proveerle el plasma que necesiten.
Pero mientras esperamos los resultados de ese estudio, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos de brazos cruzados? El proyecto nuestro, el que partió la FALP con los otros centros, es pro-acceso. Preferimos dar mil plasmas como tratamiento experimental que 120, pero se lo damos de manera monitoreada cosa de prevenir cualquier riesgo adicional.
Minsal nos “dejó en visto”
Todo es tan contradictorio. A principios de abril, pedimos audiencia con el ministro de Salud y la subsecretaria. Nos dijeron que nos reuniéramos con el ISP para ver la aplicabilidad del plasma. En el ISP fueron buena onda, pero nos devolvieron al Minsal.
Nos reunimos con los asesores de medicina transfusional del ministerio. Yo no participé en esa reunión.Hablaron de una mesa de trabajo, enviamos una nómina de médicos que participarían y nunca nos llamaron.
Como el Minsal nos dejó “en visto”, pedimos una reunión al ministro de Ciencias, Andrés Couve. Este nos recibió con su equipo. Nos dijeron que postuláramos al fondo de la SofofaHub, lo hicimos. Me pidieron un powerpoint que resumiera el proyecto. Me encerré para redactarlo y lo mandé. Nos contactó José Manuel Munita, un infectólogo designado por el comité de expertos para evaluar el proyecto. Nos revisó de arriba a abajo. Nos encontraron algunas pifias y corregimos. Ahora tenemos el apoyo del ministerio de Ciencias que lo ve como un tratamiento experimental serio y los fondos aportados por Sofofa, CPC y Bolsa de Santiago. Los mil millones que nos dio la CPC y la Bolsa de Santiago, se van a canalizar a través de este fondo: $821 millones para la FALP, 135 millones para la UC y 45 millones para la Chile.
Quizás después de todo este proceso nos demos cuenta que el tratamiento no sirve, pero lo que sí sabemos es que es seguro para los pacientes. Acaba de salir un estudio de la Clínica Mayo. Le transfundieron plasma convaleciente a 5 mil pacientes Covid y menos del 0,3% de los pacientes tuvo complicaciones severas atribuibles directamente al plasma.
¡El Hospital de Arica decidió participar del proyecto! Eso me pone contento. Conversamos harto con ellos. Les mandamos un paquete de documentos, cartas de consentimiento, bitácoras y procedimientos que tienen que cumplir. Nos quedan unas dos o tres semanas para que comiencen a operar.
Que se nos muera un paciente, me hace bolsa
Llevamos 80 pacientes transfundidos con plasma. Como no todos los centros están en el proyecto, existe la posibilidad de que un médico tratante nos lo solicite directamente. Y nosotros tenemos que verificar si cumple con los criterios que nos hemos fijado. El paciente tiene que tener 15 años o más, haber consentido la transfusión ( o su representante) y encontrarse en los primeros 14 días del inicio de los síntomas. Nos han pedido para pacientes con ventilación mecánica que ya llevan 25 días y hemos tenido que decir que no. Me solicitaron para una niñita de 8 años y no pude autorizarlo porque no sabemos cuál es la dosis adecuada. Ese es un protocolo pediátrico y lo tienen que hacer pediatras. Es muy duro decir que no.
Uno no sabe con quién está conversando al otro lado. He dado 10 o 15 respuestas negativas. A veces no cumplen con los criterios o no tenemos bolsitas para ese grupo sanguíneo. Les doy las razones, les pido comprensión y la gente ha sido muy receptiva.
Me pega mucho cuando me dicen que se muere un paciente del estudio. Es posible que se mueran, su estado es muy grave, pero igual me cuestiono. ¿Pudimos haber llegado antes? ¿Hicimos algo mal? Eso me hace bolsa. Aunque no lo conozca, ni lo haya visto. Sé que me tengo que acostumbrar.
Me preocupa la postura del gobierno frente a esto. Puede afectar la implementación en el sistema público. Estamos de acuerdo de que esto tiene que ser evaluado para casos graves, como un ensayo clínico y de uso compasivo, pero si se instala que es extremadamente inseguro y riesgoso, nos pone más barreras y complicaciones.
El otro flanco que tengo abierto es cómo gestiono mi propio tiempo. Viví algo parecido para mi examen de medicina interna. Me da lata por la gente que quiero. Me tiene bien preocupado. Estoy partiendo a las 6:30 de la mañana y no paro.