©Justin Kaneps
Randy Schekman esperó por mucho tiempo la llamada telefónica que recibió a las dos de la mañana. La voz con acento sueco le anunció que había ganado el Premio Nobel.
Este genetista que vive en San Francisco relata en la entrevista algunas cosas que le sublevan: el recorte de impuestos que afecta la calidad de la educación de la escuela cercana a su casa o las dificultades para publicar las investigaciones de los científicos.